domingo, 7 de julio de 2019

Gilbo


El conocido como Cervino leonés, posiblemente la cumbre emblemática de la montaña leonesa, sus 1679 metros (aunque en la cima hay una placa que indica 1674) son grandiosos, una espectacular y divertida subida, con unas geniales vistas en todo su trayecto.

Nueve kilómetros y medio entre subida y bajada, 645 metros de desnivel acumulado desde los 1088 metros de altura del aparcamiento junto al Viaducto de Riaño y cuatro horas de actividad entre la subida y la bajada, con una dificultad media.

Aparco en el aparcamiento que hay a la derecha de la carretera justo antes de iniciarse el viaducto que me llevaría a Riaño (hay otro a mi izquierda unos metros antes), enfrente comienza una amplia pista pegada al pantano por la que, en poco más de diez minutos, comienza una senda a la izquierda, en ascenso desde el principio que, inmediatamente, nos adentra en el bonito Hayedo de Vallarqué.

Subimos por un evidente camino, a veces tapado por la hojarasca, con hitos, media hora larga más y el hayedo se acaba, a nuestra izquierda una cerca, el camino sube pegado a la cerca, unas veces por la izquierda, en otros momentos por la derecha, la senda se oculta con los matorrales, y llevando pantalones cortos los arañazos son constantes, en cualquier caso al fondo está el collado de La Pedrera, es fácil de alcanzar, al salir de la zona de matorral hay un camino evidente y algunos hitos.

Una hora desde el aparcamiento hasta tocar la caliza, no obstante, siempre me pasa igual llego a la base y elijo la subida equivocada, se me complican los trepes, pero no son insalvables, al final llegamos al camino adecuado.

Desde el collado de La Pedrera las vistas hacia atrás son espectaculares, el pantano, el pueblo de Riaño, más lejos el inconfundible Espigüete.

La senda sube por la parte de atrás (visto desde Riaño)

del Gilbo, la cara Oeste, siempre pegado a la pared del Gilbo, la subida no es difícil, pero aquí no se permiten fallos, la verticalidad es máxima, lógicamente con humedad no se puede pisar el césped, hasta llegar a un balcón con unas fenomenales vistas hacia Las Pintas, a la izquierda la precima a la que subimos para disfrutar de las vitas, a la derecha la cima final.

Impresionante, por el lado contrario a la subida, la cara Sur, la arista de la Peña de Los Serrones (otra opción para ascender en otra ocasión), siguiendo la vista circular el dique del embalse y, más allá la Sierra de los Villares, Peñas Pintas con sus 1900 metros, los Picos de Mampodre, próximo objetivo en la zona, el pico Yordas y, detrás, Picos de Europa, hacia el Este El Espigüete.

La bajada la hacemos por la misma ruta aunque hora por la canal correcta desde el collado de La Pedrera para no liarnos



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