Viaje familiar, fin de año en
Praga, buena idea, una ciudad encantadora con una Monumental plaza de la Ciudad
Vieja Medieval (Stare Mesto) espectacular, el corazón de Praga, una ciudad con
el contraste entre estrechos callejones
con amplias avenidas, con la Iglesia gótica de Nuestra Señora de Tyn y sus
características torres góticas, con la Casa de la Campana de Piedra, con el edificio del Antiguo Ayuntamiento y su
reloj astrólogico, una de las joyas de la ciudad, pero los paseos diurnos por
Praga, por cualquiera de sus rincones con música, a pesar del frío, son
espectaculares y no digamos los nocturnos, con cualquiera de sus bares o
restaurantes con música, con sus innumerables conciertos (incluso en alguna
iglesia), sobre todo en los fines de semana, o los mercadillos de fin de año,
espectaculares.
En cualquier caso, un primer día
por la Avenida Wenceslao y la plaza de la Ciudad Vieja, continuando por la zona
judía (el barrio Josefov con un reloj en el Ayuntamiento Judío cuyas agujas
giran al revé), con la sinagoga Vieja-Nueva, con la Sinagoga española, con el
cementerio en el centro de la ciudad con cerca de 12.000 lápidas puestas unas
encima de las otras, merece la pena un relax en el Café Kafka, a comer y darnos
un relax en cualquiera de las ocho islas que hay en el río Moldava, por ejemplo
en la isla de Kampa, después el famoso y
emblemático puente Carlos, al final del mismo la vieja noria Certovka,
siguiendo por San Nicolás y sus cúpulas, Nuestra Señora de la Victoria (donde
se guarda la escultura del Niño Jesús de Praga, escultura llegada desde España)
y el Teatro Nacional para volver a terminar en la Avenida Wenceslao, hora de
cenar.
Un segundo día para conocer la
Catedral de San Vito, el Palacio Real, los jardines reales, para, después de
comer no perdonar la visita y un paseíllo por el Callejón de Oro (en el número
22 vivía Kafka), junto al río Vitova (Moldava), que parte en dos la ciudad, el
neorrenacentista Rudolfinum (la filarmónica checa) con la cervecería de Praga
por excelencia, la U Rudolfina, no olvidemos que en Praga se consideran a sí
mismos como la catedral de la cerveza.
Y otro paseíto al parque de Letná
con unas magníficas vistas sobre Praga, desde donde dicen que se pueden contar hasta
cien torres de la ciudad.
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