lunes, 23 de septiembre de 2019

Praga


Viaje familiar, fin de año en Praga, buena idea, una ciudad encantadora con una Monumental plaza de la Ciudad Vieja Medieval (Stare Mesto) espectacular, el corazón de Praga, una ciudad con el contraste  entre estrechos callejones con amplias avenidas, con la Iglesia gótica de Nuestra Señora de Tyn y sus características torres góticas, con la Casa de la Campana de Piedra,  con el edificio del Antiguo Ayuntamiento y su reloj astrólogico, una de las joyas de la ciudad, pero los paseos diurnos por Praga, por cualquiera de sus rincones con música, a pesar del frío, son espectaculares y no digamos los nocturnos, con cualquiera de sus bares o restaurantes con música, con sus innumerables conciertos (incluso en alguna iglesia), sobre todo en los fines de semana, o los mercadillos de fin de año, espectaculares.

En cualquier caso, un primer día por la Avenida Wenceslao y la plaza de la Ciudad Vieja, continuando por la zona judía (el barrio Josefov con un reloj en el Ayuntamiento Judío cuyas agujas giran al revé), con la sinagoga Vieja-Nueva, con la Sinagoga española, con el cementerio en el centro de la ciudad con cerca de 12.000 lápidas puestas unas encima de las otras, merece la pena un relax en el Café Kafka, a comer y darnos un relax en cualquiera de las ocho islas que hay en el río Moldava, por ejemplo en la isla de Kampa,  después el famoso y emblemático puente Carlos, al final del mismo la vieja noria Certovka, siguiendo por San Nicolás y sus cúpulas, Nuestra Señora de la Victoria (donde se guarda la escultura del Niño Jesús de Praga, escultura llegada desde España) y el Teatro Nacional para volver a terminar en la Avenida Wenceslao, hora de cenar.

Un segundo día para conocer la Catedral de San Vito, el Palacio Real, los jardines reales, para, después de comer no perdonar la visita y un paseíllo por el Callejón de Oro (en el número 22 vivía Kafka), junto al río Vitova (Moldava), que parte en dos la ciudad, el neorrenacentista Rudolfinum (la filarmónica checa) con la cervecería de Praga por excelencia, la U Rudolfina, no olvidemos que en Praga se consideran a sí mismos como la catedral de la cerveza.

Y otro paseíto al parque de Letná con unas magníficas vistas sobre Praga, desde donde dicen que se pueden contar hasta cien torres de la ciudad.


viernes, 20 de septiembre de 2019

Media Integral de La Pedriza, Canto Cochino, Collados Ventana y de La Dehesilla


El plan era ir a la zona de la pared de Santillana recorriendo la ruta de los Collados (Venta y Dehesilla), al final hicimos la Media Integral Circular a La Pedriza Posterior, una clásica, se trata de una ruta de senderismo sí, pero que requiere unas buenas exigencias físicas y algo de habilidad en las travesías de montaña, no es un paseo y hay que moverse con una cierta soltura en montaña.

Dejamos los coches en el aparcamiento de Canto Cochino, en la parte de arriba, ahora la parte de abajo la han bloqueado, que ilusión, una prohibición más, bajamos la pequeña cuesta asfaltada hacia el Manzanares, dejamos las nuevas obritas-guays que se están haciendo en la zona, insisto, ¿porqué no dejan el parque en plan natural en lugar de hacer estas obritas y caminitos de piedra tipo chalet de la urba?, en fin … enseguida nos encontraremos con el puente de madera que cruza el rio Manzanares, nada más cruzarlo veremos a nuestra izquierda el camino que emprenderemos, señalado en esta primera parte como GR (Gran Ruta) también conocida como la Autopista de La Pedriza, o sea, dos franjas, blanca y roja, a continuación encontraremos el cartel que nos indica 30 minutos hasta el refugio Giner de los Ríos, camino hasta el refugio ya en subida y con un cierto desnivel.
Al llegar al refugio, en la margen derecha del rio con un pequeño paso de madera justo a la derecha del camino, veremos un sendero que continúa pegado a la margen izquierda del rio y otro más a la izquierda que es el que tomamos a partir de ahora.

Seguimos por esa ruta durante, aproximadamente quince minutos, hasta ver que hay que cruzar el arroyo de la Majadilla, ahora con poco caudal, por unas piedras bastante fáciles y nada más cruzarlo nos encontramos con dos caminos, tomando indefectiblemente el de la derecha que, además está señalizado por un árbol caído, luego ya no tiene pérdida alguna, y para mejor señalización, desde este momento las señales serán las PR (pequeño recorrido), franjas blanca y amarillar y la subida se hace algo más pronunciada, subida que siempre se hará por la margen derecha del rio, no cruzamos hacia la margen izquierda a pesar de que en algunos momentos nos dé la sensación de que el camino principal es justo cruzando el rio, pues no, siempre por la margen derecha y siguiendo los zig zag que, para facilitar la subida, nos va ofreciendo el camino. Si, desde el principio de la ruta nos encontramos inmersos en un maravilloso y frondosísimo bosque, a partir de este momento nos creemos que estamos en un bosque de cuentos, precioso, con algunas grandes rocas a ambos lados del camino que le dan un aire de aventura. También observaremos las grandes zonas de escalada, por ejemplo a nuestra derecha, El Pájaro, Dos Torres, El Caballo de Ajedrez, etc …, a nuestra izquierda El Cocodrilo … en algún momento, hacia nuestra izquierda sale una senda que no tomamos es la que nos llevaría a Cuatro Caminos

Al terminar el bosque de manera paulatina nos encontramos accediendo por la subida al Collado Ventana, en esta rampa vemos que el camino se bifurca a veces, da igual, son atajos pequeños que se van haciendo por los caminantes, al final cualquiera de ellos nos lleva hasta los 1785 metros de altura del Collado Ventana con unas vistas magníficas, hacia la zona de los Torreones,  hacia La Maliciosa o hacia el valle de La Pedriza desde el que hemos subido, hasta aquí, a buen ritmo, habremos tardado algo más de dos horas y media, fotos sobre todo de las Milaneras, algo de fruta, agua y a seguir..

La bajada la haremos por la parte hacia la derecha de por donde hemos subido al Collado Ventana, hacia el Risco de la Ventana, a partir de aquí es MUY importante olvidarse de los hitos que a veces nos encontramos y continuaremos siempre siguiendo las indicaciones e PR (franjas blanca y amarilla, hasta el punto de que si en algún momento observamos que hemos dejado de verlas durante unos minutos, demos media vuelta y m buscaremos de nuevo las marcas, hay algunos puntos en que nos parece evidente seguir hacia la izquierda y no vemos las franjas, busquémoslas. Desde el inicio de la bajada, con algunos pequeños repechos, veros a nuestra izquierda el embalse de Santillana y Manzanares el Real.

La bajada es tan bonita que, a veces nos hace meternos por tunelitos entre piedras, eso sí siempre con las franjas de PR presentes, pero los paisajes de roca que nos encontramos nos harán una bajada fascinante, en la que en algún momento tenemos que ayudarnos de las manos para bajar hasta el Collado de la Dehesilla a 1453 metros de altura, bajada que nos habrá demorado cerca de una hora y en la que hemos dejado a derecha e izquierda zonas como la Pared de Santillana, o el Mogote de los Suicidas (), la Sala de los Navajuelos, el paso por el Callejón, el Torro, etc… pasamos el último tunelillo por el que nos arrastramos, y comenzamos la empinada bajada hacia el collado de La Dehesilla, la última vez que pasamos por aquí fue cuando hicimos la circular desde Manzanares  el Real, por la Raja.http://afgrun.blogspot.com/2019/02/la-raja-de-la-pedriza.html

Bajada directa por el PR-M2 o Autopista de La Pedriza, que usamos al iniciar la ruta, hacia Canto Cochino, senda a veces angosta, pero muy bonita, bordeamos el Tolmo a 1258 metros, llegamos hasta el Prado Peluca, junto al refugio Giner de Los Ríos, y cruzamos el arroyo de las Majadillas para seguir por su margen derecha ilusionados con tomarnos una fresca cerveza en Canto Cochino y reponer fuerzas con unos buenos huevos fritos, ¡¡¡ pues nooooo ¡!! … está cerrado

Ruta con un desnivel mínimo de 1022 metros en la salida de Canto Cochino al Manzanares y de 1785 metros en el Collado Ventana, con un desnivel acumulado positivo total de 790 metros y una distancia de trece kilómetros.









lunes, 16 de septiembre de 2019

Milán


Una ciudad que no está hecha para el turismo, si para vivir.

Se circula de maravilla, te respetan en los pasos de cebra si hay que pararse, sino no paran y nadie se enfada.

Hay bicis por todos lados sin necesidad de carril específico, que también los hay y hechos para circular con la bici y no para hacer inauguraciones,  y se respetan unos a otros.

Hay patinetes y no hay sensación de problemas. Aceras de asfalto cuestan la mitad que las nuestras y son geniales.

Tranvías del año de la polka que funcionan perfectamente y que dan un toque genial.

Ciudad cara pero con buenos salarios.  Hay camareros/as italianos.  Hay inmigración pero poca e integrada.

Los trenes de cercanías, muy buenos, no baratos, bueno, nada es barato en Milán, pero buenos, cómodos, bien informados, limpios y puntuales, los usé para ir al Lago Como ida y vuelta, mejor opción que cualquier alternativa de excursiones organizadas y sin complicación alguna.

El metro, igual, limpio, automático, en las líneas en que monté no llevan conductor, modernos, frecuentes y puntuales, el billete que usé es el de 90 minutos dos euros.

Los restaurantes muy caros, no tiene que dar vergüenza el pregunta cada precio antes de pedir porqué si no terminas saliendo cabreado en todos los sitios, sobre todo hay que preguntar por las bebidas (una copa de vino rosado, en muchos sitios te traen la copa ya servida en lugar de servírtela delante).

Los hoteles, caros y básicos y, recordad que en Milán hay que pagar el chantaje, huy perdón, el canon turístico, CINCO EUROS POR PERSONA Y NOCHE.

En cualquier caso, se vive genial, la gente se respeta, no hay caras de enfado.

Para ir y venir a/desde Malpensa, están los autobuses Terravisión que se toman (previa reserva por internet) en la misma puerta de salida de cada terminal, una hora larga en ir o en volver a Milán a la Estación Central, siete euros por trayecto, también está el tren Trenord, 13 euros trayecto, pero rápido y te deja en el centro, otras opciones son para osados.

Mis recorridos, pues el día de llegada, poco, dos horas largas de avión, una hora y cuarto de bus hasta el centro de Milán, el traslado desde la Estación Central hasta el hotel, el check-in, abrir las maletas, pues un paseo de relax en metro a conocer San Siro por fuera (otro ejemplo más de practicidad, un fabuloso estadio municipal para LOS equipos de la ciudad, no uno particular de cada uno), un spritz de aperitivo y a cenar, paseíto final de la primera tarde.

El sábado si, desayuno temprano, bajada andando por la Vía Corso Sempione, recorrido del bonito parque Sempione donde está el espectacular Castillo Sforzesco que visité más en detalle por la tarde, Calle Dante, una de las calles más comerciales de Milán y Plaza del Duomo, sacar las entradas para el Duomo, visita interior del Duomo y subida a la terraza por una angosta escalera de 251 escalones en subida y bajada al tiempo, después de otra nueva cola para cambiar la entrada ya que no me habían informado que con la primera no podía subir, en fin … ah y cuando se lo comento al de la escalera, pues no va el tío y me dice que con mi edad podía  pedir preferencia de paso para no esperar colas, pero me caguen … ¿porqué no lo decís?, venga va, vale … termino con la Catedral y, justo al lado no se puede perder la Gallería Vittorio Emanuelle, bueno un sitio donde mirar, y no comprar, la tienda que más me gustó fue la de Ferrari,  justo al lado la Plaza de la Scala con el teatro de la Scala, me encantó, la Vía Mercanti y, a comer …  por la tarde visita más en detalle del Castillo Sforcesco y paseo ya de compras por la zona de Montenapoleone y plaza de San

Babila, también en el centro, en “el cuadrilátero de la moda”, por la noche, para quitarme del centro y sus restaurantes excesivamente turísticos, cena directamente en la zona del Navigli.

Siguiente día muy ajetreado, visita al Cemitero Monumental, no es tan impresionante (en todos los sentidos) como el de La Recoleta en Buenos Airesm (), pero merece la pena, paseo hasta la estación de Trenord a través del Parque Sempione, visita a la Iglesia de Santa Maria delle Grazie, sólo para poder ver la Última  Cena de Leonardo y tren al lago Como, una hora, paseo alrededor del lago, comida en un restaurantito junto a la estación y vuelta a Milán, por la noche, una vez más a cenar a la zona del Navigli, con un ambientazo, ah y en el Navigli, los sábados es día de mercado

El Duomo, bueno, pues bajo mi opinión no he visto jamás una Catedral como esta, impresionante, el exterior (a pesar de que en este año 2019 está en revisión por fuera y no se puede ver bien), el interior impresionante, pero es más el empeño turístico que la empaña, esos grupos organizados que se te cuelan, esos precios, esa falta de información, pedí la entrada, pregunte por precios para tercera edad y me miraron con mala cara, no me informaron, entré y cuando pretendí subir a la terraza me dicen que mi entrada no lo cubre, volví a la taquilla y no me quisieron compensar lo de la otra entrada en el mismo día, muy desagradable, te cobran más si quieres subir en el ascensor en vez de a patita (251 escalones), me imagino que no todo el mundo puede subirlo a pie, bueno, pretenden la superexplotación, la entrada recomendable es la general con subida a pie a la terraza, 10€ en este 2019