Llegué por la noche a Jaca, justo para cenar,
dar un paseíto por la espectacular ciudad, dormir y, a las cinco de la mañana,
arriba, hay que cojer la nieve aún durita y eso que la temperatura esta noche
es primaveral y no creo que hiele.
Llegamos en coche hasta el aparcamiento
Anayet de la estación de esquí de Formigal,
a 1600 metros de altura. Cuando la estación está cerrada ves el enorme destrozo
que estas infraestructuras hacen en la montaña, en fin, cambio de botas y
cargar con los güetres, bastón y, sobre todo el arva, no es que haya ya un gran
riesgo de aludes, pero por si acaso, y ale, a hacer la primera parte según
amanece.
La ruta hacia los Ibones del Anayet, a 2235
metros de altura, no es complicada en absoluto, ya que el camino sigue un
evidente barranco que parte del mismo aparcamiento y que gira a la derecha,
hasta que finaliza en una ligera subida, llegándose a los Ibones y, además está
muy bien señalizado ya que es parte del GR-11, la única dificultad es que, con
el deshielo, las dos veces que hemos de cruzar el río, al ir en paralelo a él,
es un poco complicado por el gran caudal de agua.
Pasamos por el pie del pico Culivillas que da
nombre al barranco y, al final del barranco ganamos en altura dejando el río a
nuestra izquierda
Llegamos a la Majada del Anayet, un llano
nevadísimo desde donde ya vemos el imponente monte, avanzamos un poco más por
el sendero y llegamos a la zona de los tres ibones del Anayet que están aún
cubiertos de nieve, aunque ya hay algunas roturas sobre ellos, las fotos del
Midí d´Ossau desde la planicie de los ibones son fantásticas. Son un grupo de pequeños lagos
glaciares del Pirineo. De su agua se nutre el lugar conocido como “La
Rinconada” y da lugar al río de la Canal Roya.
Nos dirigimos hacia la izquierda, en
dirección al collado que separa a su izquierda el Vértice y, a su derecha el
pico en sí, la trepada hasta el collado no es excesivamente complicada ya que
la nieve aún esta durilla, sus 200 metros de rampas del 45-50% se suben fácil,
al llegar al collado giramos hacia la derecha, por detrás de la cresta que se
ve desde los Ibones. El sendero es un
poco estrecho y aéreo y más aún en terreno mixto con los crampones. Tras una
ligera subida pasamos al otro lado de la cresta, hacia el lado de los Ibones.
El camino sube por pedriza y nieves, hasta llegar al pie de una placa tumbada
de nieve sobre la roca. Este es el punto más delicado de la ascensión, ya que
hay que trepar un poco y desplazarse hacia la derecha por la placa hasta el pie
de la pared. Para ayudar a pasarlo hay una zona con cadenas instaladas.
Una vez pasada la zona de cadenas la senda
avanza unos pocos metros y enseguida sube hacia la izquierda en fuerte
pendiente por un corredor nevado y sin mayor dificultad. Una vez superado el
corredor, se sube unos pocos metros a la derecha y se llega a cima a 2545
metros de altura.
Las vistas sin excelentes, Pico Escarra,
Collarada, Pala de Ip, Arroyeras, Peña Telera llamando la atención las de los Ibones de Anayet desde arriba, se me ocurre que
podríamos haber hecho, sin mayores dificultades, después de bajar, el Vértice,
quince metros más alto que el Pico en sí, pero la amenaza de tormentas, cada
vez más evidentes aconsejaba y así lo hicimos bajar lo más rápido posible.
La ascensión tiene un total de 935 metros
acumulados, con un recorrido de cerca de 15 kilómetros, en algo menos de seis
horas.
Ver las fotos de la ascensión ...
¿Qué son mil metrillos de desnivel para un machaca? Pan comío.
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