En el fondo de la historia, Alarcón
hoy en día es una ciudad perdida al sur de Cuenca, se llega por una carretera
sin salida, que arranca de uno de esos tramos abandonados de la antigua NIII, o
sea que o vas a conciencia o no te lo encuentras, tampoco es una ciudad que, a
pesar de que por lo que vi, vive fundamentalmente del turismo, se esfuerce
mucho por mantenerlo, iglesias a visitar que están cerradas y sólo abren a
alguna hora muy determinada o porqué algún guía local hace un tour de visitas a
pagar, o sea se hacen su chanchullete, o el típico centrete de información que,
en todos los sitios te facilitan un plano turístico y aquí te quieren cobrar
por él.
Alarcón históricamente una ciudad
fortificada que tuvo que levantar cuatro torres de defensa fuera de la ciudad,
además de los muros construidos o del natural que le hacía la hoz del Júcar.
Ya, antes de entrar en la ciudad,
desde la Torre de Armas se presentan unas buenas vistas de la ciudad, después
el recorrido por la misma por la plaza de Don Juan Manuel, con el Ayuntamiento,
con la Iglesia de San Juan Bautista con los murales de Jesús Mateo en su
interior, la Iglesia de Santo Domingo de Silos que ahora es un auditorio, la
Iglesia de Santa María con su bonito retablo, el Museo del Ruso, el castillo el
parador de turismo.
Quiero dar un paseo circular
alrededor de Alarcón, hay dos opciones el corto, alrededor de las murallas,
bordeando pero sin cruzar el rio Júcar pasando junto a la Cueva de Alarcón o el
largo, cruzando el río por el puente romano del Picazo, en ambas opciones la
salida está al lado del aparcamiento de autobuses, en bajada, bien indicado y
que pasa por debajo de la Puerta de Chinchilla.
Recorrido, el largo, que terminando
por el denominado Camino de las Hoces del Júcar, me devuelve al pueblo por la
Torre defensiva del Cañavate y el puente de Tébar.
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