domingo, 21 de julio de 2019

Ruta de los embalses de Madrid


Ruta que recorre la zona de los embalses de Madrid, desde el de Puentes Viejas y pasando por  El Villar, por El Atazar y por el que pudo ser y no fue del Pontón de la Oliva. Desde Buitrago del Lozoya hasta Patones. Esto me hace admirar, más si cabe, estas fastuosas obras, no olvidemos que antes de que se hicieran Madrid dependía de cerca de un millar de aguadores y que cada madrileño usábamos alrededor de 10 litros de agua, ahora cada madrileño pasa del centenar de litros.

En esta ocasión con el coche y parando en cada uno de los puntos importantes de un recorrido de cerca de cincuenta kilómetros, y he conocido la interesante ruta circular del Genaro, de algo menos de setenta kilómetros que pueden hacerse tanto a pie como en bicicleta, una actividad de futuro.

Empecé en Buitrago de Lozoya con su muralla medieval de más de 800 metros de longitud, junto al río Lozoya, un fenomenal paseo, me quedó pendiente visitar el museo Picasso, la iglesia de Santa María del Castillo con sus iconos y, desde luego, un paraíso del asador.

Paso por el magnífico Pinar de las Gariñas en dirección a Manjirón, donde se ha rodado alguna parte del  Señor de Los Anillos, desde donde continuo hacia Cervera de Buitrago con su magnífico Club Náutico, al llegar te puedes imaginar que estás llegando a alguna cala mediterránea.

El Berrueco es, quizá, el más importante de los pueblos de la ruta, en los bordes del embalse del Atazar, merece la pena la parada y visitar la ciudad, con la Iglesia de Santo Tomás, La Atalaya, el Crucero de la Iglesia, La Cantería, con buenas rutas de senderismo en sus alrededores.

Sigo a través de buenas carreteras hacia el embalse de El Atazar, cruco por encima de la presa y, en otros tres kilómetros llego a El Atazar, el paraíso del motero, pero también merece la pena poderse dar unos paseos, sobre todo hacia la Dehesa Boyal.

Vuelvo a cruzar la presa de El Atazar y, según subo la empinada carretera, hacia mi izquierda la carretera hacia Patones de Arriba y de Abajo, llegando a la presa del Pontón de la Oliva, nunca pudo llenarse porqué después de terminada el terreno calizo dejaba escaparse el agua, hoy en día paraíso de la escalada, donde se mezclan los seguros de escalada con las terroríficas argollas donde se encadenaba a los cerca de 2000 presos que la construyeron.

El paseo por Patones de Arriba merece la pena, pero en fin de semana más vale dejar el coche en Patones de Abajo para evitar la masificación de vehículos en las cercanías de Patones de Arriba.
Comida en Patones de Abajo y vuelta a casa.




No hay comentarios:

Publicar un comentario