Ruta que recorre la zona de los
embalses de Madrid, desde el de Puentes Viejas y pasando por El Villar, por El Atazar y por el que pudo ser
y no fue del Pontón de la Oliva. Desde Buitrago del Lozoya hasta Patones. Esto
me hace admirar, más si cabe, estas fastuosas obras, no olvidemos que antes de
que se hicieran Madrid dependía de cerca de un millar de aguadores y que cada
madrileño usábamos alrededor de 10 litros de agua, ahora cada madrileño pasa
del centenar de litros.
En esta ocasión con el coche y
parando en cada uno de los puntos importantes de un recorrido de cerca de
cincuenta kilómetros, y he conocido la interesante ruta circular del Genaro, de
algo menos de setenta kilómetros que pueden hacerse tanto a pie como en
bicicleta, una actividad de futuro.
Empecé en Buitrago de Lozoya con
su muralla medieval de más de 800 metros de longitud, junto al río Lozoya, un
fenomenal paseo, me quedó pendiente visitar el museo Picasso, la iglesia de
Santa María del Castillo con sus iconos y, desde luego, un paraíso del asador.
Paso por el magnífico Pinar de
las Gariñas en dirección a Manjirón, donde se ha rodado alguna parte del Señor de Los Anillos, desde donde continuo
hacia Cervera de Buitrago con su magnífico Club Náutico, al llegar te puedes
imaginar que estás llegando a alguna cala mediterránea.
El Berrueco es, quizá, el más
importante de los pueblos de la ruta, en los bordes del embalse del Atazar,
merece la pena la parada y visitar la ciudad, con la Iglesia de Santo Tomás, La
Atalaya, el Crucero de la Iglesia, La Cantería, con buenas rutas de senderismo
en sus alrededores.
Sigo a través de buenas
carreteras hacia el embalse de El Atazar, cruco por encima de la presa y, en
otros tres kilómetros llego a El Atazar, el paraíso del motero, pero también
merece la pena poderse dar unos paseos, sobre todo hacia la Dehesa Boyal.
Vuelvo a cruzar la presa de El
Atazar y, según subo la empinada carretera, hacia mi izquierda la carretera
hacia Patones de Arriba y de Abajo, llegando a la presa del Pontón de la Oliva,
nunca pudo llenarse porqué después de terminada el terreno calizo dejaba
escaparse el agua, hoy en día paraíso de la escalada,
donde se mezclan los seguros de escalada con las terroríficas argollas donde se
encadenaba a los cerca de 2000 presos que la construyeron.
El paseo por Patones de Arriba
merece la pena, pero en fin de semana más vale dejar el coche en Patones de
Abajo para evitar la masificación de vehículos en las cercanías de Patones de
Arriba.
Comida en Patones de Abajo y
vuelta a casa.
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