Sin duda el inicio parte de Ouarzazate
(en berever “sin ruido”) al sur del Alto Atlas la puerta de entrada y salida
del Sahara en sus inicios zona de paso y estancia de las caravanas, a donde
llegamos por carretera, por la impresionante carretera que atraviesa el Alto
Atlas, sobre todo por el paso de T´Zi N´Tichka de 2260 metros, ya en Ouarzazate,
la que los marroquíes quieren denominar como el Hollywood africano y con cierta
razón, lugar de famosos rodajes, como Gladiator, los Diez Mandamientos,
Cleopatra o como algún capítulo de la serie Juego de Tronos (bueno, esta serie
se ha rodado ya en medio mundo) tiene unos estudios visitables Atlas
Studios, a 1150 metros de altura.
En las cercanías de Ouarzazate
una de las mayores plantas de energía termosolar que ha sido construida por
empresas españolas.
Así que, desde Ouarzazate, la
visita a la Kasbah de Ait Ben Haddou, quizá una de las mejor conservadas de
Marruecos y, también, Patrimonio de la Humanidad y, desde allí, para ir
entrando en calor, un corto trekking de ocho kilómetros por el valle del río
Ounila, yo lo hubiese alargado, de vuelta hasta la ciudad de Ouarzazate, pero
bueno, se podría hacer de noche.
Enfrente de los estudios, saliendo
de Ouarzazate, una suave caminata por el valle palmeral y la actividad sigue
por la Kasbah de Taourirt, la mayor de Marruecos, las kasbahs y los ksar son
antiguas fortalezas o castillos medievales construidas con adobe y barro con
torres que servían para la defensa, rodeadas de palmerales que se constituían
en grandes comunidades bereveres agrarias.
Y ya, después de pasar el llamado
Anti Atlas, llegamos al impresionante y mágico Valle del Draa, quizá el más
extenso y productivo del sur de Marruecos, con sus enormes plantaciones de
palmeras, de higueras, de granadas. Una sucesión de palmerales, kasbahs y
aldeas bereveres entre Agdz y Zagora con el monte Tajín de fondo, el Draa río
que nace del Alto Atlas.
El recorrido termina en la
laberíntica Kasbah de Tamgounelt con todas sus casas conectadas entre sí para
hacer que las calles no reciban el calor del sol y el Ksar, en un promontorio
muy panorámico, también con la montaña Tajín al fondo.
En Merzouga (Erg Chebbi, Erg
significa extensión de dunas móviles), donde se encuentra el típico y tópico
campamento de jaimas bereveres, que tienen hasta baño y fiesta nocturna hasta ya
entrada la noche, instalado en las dunas del desierto de Merzouga paisaje
mágico bajo el sol, dunas que cambian de color, del rosa al dorado o al rojo
según la hora del día, a ver, no es más que un hotel de telas, que hasta tiene
alfombras encima de la arena del desierto y cuyo mérito fundamental es
contemplar el atardecer y, por la noche, gracias a un cielo sin contaminación
lumínica, poder contemplar las estrellas.
Siguiendo por el desierto de
Merzouga, con dunas que, en algunos casos sobrepasan el centenar de metros de
altura, después del tipismo del “paseo” en camellos llegamos al poblado de
Hassi Labied un antiguo centro de comercio de caravanas, con la particularidad
de tener un palmeral que está creado y cuidado por sus habitantes y que se
mantiene por las aguas que fluyen de debajo de las dunas.
El poblado de los negros,
Khemliya, conocido así por estar habitado por los antiguos esclavos Gnawa,
bueno tienen el tipismo de sus cánticos mientras te tomas un té magrebí y una
típica pizza berever.
Otro tipismo más consiste en la
subida a la Gran Duna de Merzouga a lomos de un dromedario y contemplar el
anochecer.
La fascinante ciudad de Rissani
en el valle de Tafilalt, que fue la primera ciudad imperial de Marruecos, con
un impresionante y muy turístico mercado diario,
merece la pena contemplar la puerta de entrada a la ciudad.
merece la pena contemplar la puerta de entrada a la ciudad.
Las impresionantes y profundas gargantas
rocosas del Toldra, con sus impresionantes barrancos de hasta 300 metros de
paredes, aquí se encuentran las mejoras zonas de escalada en roca de Marruecos,
para llegar a ellas ocho kilómetros de pateada, con 490 metros de desnivel
tanto positivo como negativo, merece la pena visitar también la Pequeña
Garganta saliendo y volviendo desde/hasta el pueblo de Togcha.
Tinerhir, a quince kilómetros de
la Garganta del Todra, desde donde damos un sencillo paseo por el Palmeral de
Skoura, con más de 700.000 palmeras, plantado en el siglo XII por el sultán
almohade Yaqub-al-Mansur, el contraste del verdor dentro de la árida meseta que
es el bajo valle del Qued Dades, para ir después a la Kasbah Amridil, quizá la
mejor conservada del sur del Atlas.
El valle del Imlil, donde ya pase
una noche, en la ciudad de Imlil, paso obligado para subir al famoso Toubkal,
valle por el que se atraviesa por varias aldeas bereveres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario