Ya conocía el desierto de Atacama pero por la zona de San Pedro de Atacama, ahora deseaba conocer más a fondo el desierto más árido del planeta y para ello había que irse hacia la zona de los Andes.
No me ha defraudado en absoluto, su paisaje, sus salares, sus termas, sus montañas, sus espectaculares anocheceres y amaneceres, el calor del día y el frío intenso de la noche.
La dureza de la vida en este desierto hace que día tras día el agotamiento del esfuerzo realizado sea mayor y el cansancio que se va acumulando te hace desistir de muchos objetivos, es un desgaste diario tremendo.
El vuelo a Santiago de Chile ( a través de Buenos Aires) lleno, como siempre en estas fechas, pero bueno, es inevitable, a la llegada a Santiago taxi al hotel, cena y a dormir, el segundo día lo dedico a conocer algunas zonas de Santiago que no conocía de anteriores viajes, la Avenida O´Higgins, Providencia, el centro histórico, la Casa de la Moneda, el Congreso, la Iglesia de San Francisco, la casa Colorada. la Plaza de Armas, la Catedral, el Mercado Central y sus parques, el O´Higgins, el Cerro de San Cristóbal, el Cerro Santa Lucía, y más que se me olvidan, una ciudad moderna, limpia, cómoda, me gusta.
Preparamos los dos 4x4 y salimos en dirección a Copiapó, 12 horas, los 4x4 muy cargados, sólo en agua cerca de 300 litros y nos faltó. Autovía hasta Coquimbo y después carretera, poco a poco el paisaje cambia el verde inicial al del desierto, dormimos en Copiapó, una pequeña ciudad agrícola que ahora está viviendo entre la aventura de los mineros y el Dakar que viene. Y al día siguiente se acabaron los hoteles, por las pistas de tierra del desierto llegamos a una especie de oasis, por un pequeño riachuelo que nace allí mismo, en la zona llamada Valle Chico, a algo más de 2800 metros de altura, vemos restos de animales muertos por los ataques de los pumas , cena y a dormir en las tiendas. Uno de los 4x4 se ha estropeado y hay que bajarlo a ver que le pasa, los demás nos quedamos, desayunamos y, primera paliza, un monte cercano con un desnivel de 750 metros a subir y, al bajar, pocas veces más tendremos esta opción, a lavarnos en el río.
Con los dos 4x4, de nuevo, salimos hacia la laguna Santa Rosa, a 3800 metros, espectacular, si el anochecer es esplendido viendo como la luna sale a través de las montañas, reflejándose en el lago, la noche es única, un cielo limpio que nos permite ver todas las estrellas posibles, las nebulosas, en fin un espectáculo y el amanecer es increíble, se escucha el silencio, los flamencos del lago aún duermen, las familias de guanacos se acercan a pasar el día en el lago, hasta un zorro se nos acerca a la cabañita que tenemos como refugio, poco a poco pierde el miedo hasta que como de nuestra mano. Estamos solos en el desierto, subimos al pico Maricunga (o Siete Hermanos), a 4900 metros, ¡lo que cuesta caminar a esa altura!, bajamos y, sorpresa, ha llegado otro 4x4 con unos mejicanos que tienen una escuela de buceo en la Riviera Maya y quieren batir el record de buceo en altura en una laguna desconocida que dicen está a 6300 metros, buena gente y buena amistad con ellos, volveremos a vernos en Cancún, sin duda.
El viaje hacia la Laguna Verde a través de un interminable desierto es, por árido y duro, encantador, allí a 4200 metros en sus estanquitos del agua caliente de las termas nos relajamos y ¡nos lavamos!, el color de la laguna y de su salar es brutal, una maravilla.
Nos hemos quedado casi sin agua, la ciudad más cercana es Copiapó, a siete horas en el 4x4, nos bajamos dos a comprar algo, no me lo puedo creer, atascos en Copiapó, ahhhh, claro es Navidad y el consumismo también ha llegado aquí.
El siguiente paso es llegar al refugio que se ha construido junto a los restos del antiguo, y quemado, refugio Murray, a 4350 metros de altura, mal, está mal conservado, abandonado, bueno, pasamos la Nochebuena con sorpresa, ¡tenemos jamón, paletilla, vino tinto chileno y champán!, un lujo en el desierto.
El día de Navidad lo celebramos subiéndonos Barracas Blancas, a 5700 metros.
Por la noche llega Elías, un burgalés que se está recorriendo el desierto en una bici, toma ya ..., se acaba de hacer un desnivel de cerca de dos mil metros en el día, está destrozado.
Al día siguiente, palizón, el pico-volcán de San Francisco, a 6086 metros, junto al paso fronterizo del mismo nombre entre Chile y Argentina, un secarral, una subida durísima de 1400 metros de desnivel, un pasito pa´alante y otro p´atras, volvemos reventados, no recuerdo ni que cenamos, ni siquiera si cenamos, se que me metí en el saco y me olvidé del mundo.
La subida al refugio ¿? de la Universidad de Atacama a 5200 metros, hundiéndote en la arena del desierto al andar, pero, al llegar allí y poner las tiendas, la arena te entra hasta en las cejas, el frío por la noche de quince grados negativos es agotador, ¿agua? ¿y eso que es?, a por cierto cerca de allí pasa un arroyuelo de color tierra, procedente del deshielo que no se puede tocar ¡tiene arsénico!. Al día siguiente, Rodrigo, uno de los mejicanos se baja, tiene principio de mal de altura, dice que intentará volver pero no lo hace, su compañero Fer, al día siguiente en la cabaña C. Tejos a 5900 metros, se marea, se cae al suelo y hay que ayudarle a bajar de inmediato, tiene principio de edema pulmonar.
La Nochevieja la paso en Laguna Verde junto a los controladores de la laguna y los Carabineros del puesto cercano, ¡hasta marisco para cenar!, vino, champán y baño nocturno en una de las termas ¿que mas se puede pedir?.
Para finalizar bajada hasta el pueblo costero de Caldera, con una maravilla al lado que es Bahía Inglesa, aguas transparentes sobre una finísima arena blanca.
me encanta este viaje, estupendo tu blog..
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