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domingo, 9 de diciembre de 2012

El monte Kenya


La noche ha sido dura en el refugio de Chogoria Gate, a 2950 metros de altura, anoche el responsable del refugio ya nos advirtió: "ni se os ocurra salir por la noche de los refugios". El ruido de la vida salvaje de los animales que procede del exterior es sobrecogedor, a través de los cristales y metido dentro de mi saco, no me atrevo a mover ni un músculo, veo algún búfalo, un elefante y lo que me imagino es un leopardo, además de otras siluetas que no puedo definir.
Pero ahora amanece, será mi último amanecer, en este viaje, en el macizo del Monte Kenya, el día aparece despejado salvo algunas nubes en las, ya lejanas y ocultas, montañas que hemos subido en los días anteriores, la luz ya se abre paso, sin pensarlo salgo a hacer fotos y, de repente, pienso en los animales salvajes, en la batalla nocturna por la supervivencia, ya no están, se han ido, aquí todos respetan su tiempo y su espacio, lo de ahora es un silencio sobrecogedor, impresionante, en fin, vamos a por el desayuno para irnos.
El viaje de ida a Kenya, largo desde casa, tren-tranvía, metro hasta el aeropuerto T4, facturación, ir a la T4S, esperar a, la siempre puntual, Qatar Airways, vuelo a Doha, visita al siempre sorprendente y fenomenal duty de Doha (la tienda de sonido y fotografía atestada como siempre) y enlace a Nairobi con la misma Qatar Airways, ya llevo el visado pagado desde Madrid, pero es igual las colas para pasar la aduana se hacen eternas ¿qué pasaría, si en Europa pusiéramos los mismos controles y trabas a cada país, que los que nos ponen a nosotros?, a la salida del aeropuerto me espera un empleado de la Spurwing que, directamente me lleva hacia el macizo del Monte Kenya, son las siete de la mañana, estoy cansado y llueve a mares ya desde el mismo aeropuerto.
En el parque Nacional del monte Kenya, que también es reserva nacional de la biosfera se encuentra la segunda cumbre más alta de África: el pico Batián de 5199 metros de altura. Esta área se encuentra a 180 kilómetros al N.E. de Nairobi. Montañas que son consideradas como sagradas por los kikuyus, donde según su creencia vive su Dios Ngai.

Son de origen volcánico, arriba aun se conservan pequeños glaciares. Sus tres cumbres son  el pico Batian que se puede subir, pero con ¡DIECISIETE! largos de nivel IV+ y V+ bastantes de ellos, el Nelión, de 5189 metros, tiene menos largos pero de niveles superiores (6ºa) y el pico Lenana, con 4985 metros y que con unos pasos algo delicadillos al final es el más accesible en cualquier tiempo, los dos anteriores, con esta lluvia, serían imposibles.
La vegetación de la reserva puede dividirse en tres zonas, la más alta de carácter alpino, donde predominan los pequeños glaciares entre un paisaje rocoso; la segunda, intermedia, donde grandes bosques de senecios y lobelias es quizá lo más característico, y por último, abajo, los frondosos bosques y praderas africanos. En las praderas herbosas por la noche pastan elefantes, búfalos, gacelas, hay también Oryx, avestruces y cebras. Durante el día se refugian en los bosques donde es más difícil localizarlos. en la altura, son más fáciles de ver los damanes roqueros, una especie de marmota gigante.

El macizo del monte Kenia tiene tres controles de acceso que marcan las respectivas rutas a seguir: Sirimon Gate al Norte, que es por donde nosotros entramos;  Naro Moru Gate al Oeste, quizá la menos atractiva como paisaje  y Chogoria Gate al Este, que es por donde bajamos al terminar la actividad.
Mi primer día, desde el aeropuerto, en una pequeña van, hasta Nanyuki, bajo una intensa lluvia, que no me abandonará en casi todo el viaje, en Nanyuki nos unimos con el guía y los porteadores, eso si, necesito pararme a conectarme por Internet, un cybercafé, lo necesito ¿qué ha hecho hoy el Madrid?, ah, vale le ha ganado 2-0 al Atleti, vale, pero me molesta, este año yo tenía más esperanzas con el Atleti, aunque soy madridista, y no termina el Atleti de volver a ser un grande.
Por fin llegamos al control de Sirimon Gate, a 2650 metros de altura, cinco horas largas entre unas cosas y otras y aún no he dormido, una hora de controles, papeles y preparación de las mochilas ¡pero si estamos solos!, da igual, esto es así y hay que aceptarlo y vivirlo como es.
Tres horas largas de subida bajo una intensa lluvia para llegar hasta Old Moses Camp, a 3300 metros de altura, al principio por pista y, casi al final, por marcados senderos, nos hemos cruzado con cebras, con  una tribu de monos baboon. El refugio muy destartalado y frío, pero más o menos, así con en África central, buena cena preparada por uno de los porteadores que hace de cocinero al tiempo con la ayuda de los otros dos, duermo muy bien, llevaba casi 40 horas sin dormir entre unas cosas y otras, a pesar de que me ha llovido esta noche hasta en la cama ¡vamos, lo que antes se llamaban goteras!.
Nos levantamos a las 6:30, buen desayuno y poco más allá de las siete ya estamos en camino, hoy nos tocan 900 metros de desnivel lineal, bueno 1050 en total con las subiditas y bajadas, los primeros metros son por pista forestal que, enseguida se acaba y ya todo es por senderos, en unos 45 minutos llegamos a la estación meteorológica del parque, a 3500 metros de altura.
A veces llueve, las más, a veces no, las menos, pero a esta altura las nubes están aquí e impiden la visión de un fenomenal paisaje que vamos atravesando, estimamos que hoy serán siete horas incluidas las paradas que los porteadores necesitan, más o menos una cada hora y media a pesar de que la subida no es muy pronunciada, pasamos el valle Likii, que no podemos ver por la niebla y llegamos al McKinders Valley que en los primeros compases no nos permite ver nada por la niebla, poco a poco la niebla se va abriendo y el paisaje empieza a ser impresionante, a mi izquierda las agrestes cimas de Sgaeyo Naterer, de frente a nosotros las montañas Simba, precedidas del collado Simba a 4100 metros de altura, justo debajo del cual están las Shipton's Caves.
Un descanso en el collado y, primero e impresionante visión del macizo del Monte Kenya y sus tres cimas.
En poco tiempo llegamos al refugio de Shipton's Camp, a 4200 metros de altura, varias veces nos hemos encontrado con los rock hyrax (damanes), antes de entrar al refugio necesito pararme a contemplar el macizo, a mi derecha las puntas Batian y Nelion, a la izquierda Punta Lenana, las nubes se abren y se cierran y me dejan ver y fotografiar las cimas.
Buena noticia, mañana hará una ventana de buen tiempo, es recomendable pasar un día en Shipton's Camp para aclimatar mejor, pero, dada la noticia, decido subir hoy unos 200 metros, hacia la base del Batian, donde hay una especie de meseta, me quedo allí unos veinte minutos, aclimatando y me bajo al refugio, así dormiré, después de una buena cena, en sensación de bajada.
Hoy es día de cima, nos levantamos a las dos de la mañana, un frugal desayuno, discrepo con el guía que me dice que los porteadores nos esperarán en la bajada, se van por otro collado, con un desayuno adicional, más fuerte, es igual discrepo pero no hay problemas, salvo este matiz no me puedo quejar de la comida, en absoluto.
Cerca de las tres empezamos a andar, desde el principio subida empinada, despacito, pole pole que se dice por aquí; pensaba que haría más frío, pero "sólo" llegaremos a menos cinco en la cima, lo bueno es que no hace excesivo viento y, por tanto, la sensación térmica no es mala, la subida no tiene complicaciones técnicas, quizá los últimos 250 metros, de los 785 que hay que subir en total, son un poco más peliagudillos. y hay que echar mano en algún pasito, además, al ser tan pronto la nieve está dura y subimos sin crampones, arriba del todo hay unos cables de ayuda, te hacen más previsor de lo que en realidad se necesita y, el último paso tiene unos escalones de ferrata que ayudan pero que podrían obviarse, no obstante no olvidemos que estamos a cinco mil metros.
En tres horas y media escasas y durillas hemos llegado a la cima el guía y yo, fotos pocas debido al mar de nubes, salvo a los cercanos Batian y Nelion, los otros dos picos del macizo y los cercanos glaciares.
Bajamos por el mismo camino y, enseguida giramos hacia el norte en dirección al refugio de Chogoria Gate, una paliza, son otras ocho horas, pero no de bajada, es un constante rompepiernas, se bajan 2000 metros lineales, MAS OTROS 515 DE SUBIDITAS Y MAS BAJADITAS. En un par de horas largas llegamos al chozo-vivac de Mintos, donde nos esperan los porteadores con un buen desayuno.
Seguimos la suave bajada, con sus subiditas y bajaditas rompepiernas, dejando a nuestra derecha el espectacular Gaoges Valley y en cerca de seis horas más, llegamos a Chogoria, un té con pastas y unas palomitas y un ratito de relax en la puerta de una de las cabañas y zzaaaaaassssss, en un abrir y cerrar de ojos un mono se me tira al plato y me roba un puñado de palomitas, nooooooo, así no, ven aquí, toma una, vale ya estás más cerca, toma otra, ¿lo ves? así se hace, ¿pero qué es eso de robarme los míos?.
Chimenea, charla, cena y, a dormir que el día ha sido duro pero con éxito.
Ya nos vamos a Nairobi, nos levantamos a las siete, desayuno y a las ocho empezamos a andar por una pista llena de barro y charcos, entiendo que el 4x4 no pueda subir hasta aquí, nos espera a unos 2550 metros de altura, allí nos subimos y empieza la bajada hacia Chogoria pueblo, Joeeeeeee ..... es impresionante, con un jeep del año de la pera, como conduce este tío, este viene a Europa a competir y se lleva todas las pruebas de 4x4, me veo ruedas arriba en más de una ocasión, el coche se cruza cada dos por tres, sin problemas el tío este lo soluciona en un abrir y cerrar de ojos, unas veces
corrigiendo
 con el volante y otras soltándolo, hasta que, al final, se queda bloqueado en el barro, nos bajamos, ahora empujas, ahora lo balanceas, ahora metes troncos debajo de la rueda, ahora ...., bueno, al fin se consigue arrancar y ¡¡¡¡!!!, nos quedemos sin líquido de frenos, para como puede y lo arregla, bueno hemos llegado sanos y salvos a Chogoria, aquí cambiamos de coche y CINCO horas más para llegar a Nairobi.
Al día siguiente ¿turismo? por Nairobi ¡la ciudad del atasco constante, no te da tiempo a ver casi nada, te pasas el día en atasco tras atasco.
El hotel de la agencia Spurwing, muy bonito, encantadores los dueños y el servicio,  pero está muy alejado del centro, necesitas coches para todo.
Esta noche cena en el Carnivore, brutal, te ponen carnes de diferentes tipos hasta que abates una bandera que te ponen en la mesa y cuando crees que has terminado empiezan con los postres, también inacabables

jueves, 23 de agosto de 2012

Monte Ararat

Después de una paliza de autobuses desde los Montes Taurus llegamos a Dogubeyazit, típico pueblo de antesala de montaña, tiendas de artículos deportivos, hotelitos, restaurantes, cerca de 16000 habitantes, pero sobre todo marcado por la presencia de varios cuarteles y divisiones de tanques, estamos a pocos kilómetros de las fronteras con Azerbayan y con Irán, donde por cierto, nos avisan de que esta noche hubo un terremoto con varios fallecidos, nos vamos a un hotelito junto a la autovía (en Turquía están uniendo todas las provincias con autovías) y dedicamos la tarde a conocer el bonito palacio de Iskahpasa, aunque ahora está en restauración, cena y a dormir.

Las vistas del Ararat desde el hotel me recuerdan mucho al Kilimanjaro, es trata de un único monte en la zona formado de una actividad volcánica, tiene un único monte cercano, en el Kilimanjaro es el Meru, aquí el pequeño Ararat, ambos tienen un glaciar cimero y en ambos casos la cima es más o menos una llanura, en realidad la zona del antiguo cráter del volcán.

Por la mañana, desayuno en el hotel y, tranquilamente, en un bus nos metemos en la zona del Ararat, una planicie ascendente llena de rocas volcánicas,  poca, muy poca vegetación, el pequeño bus circula pegando saltos entre cada bache, de hecho se nos caen los petates del techo y, menos mal que lo vemos, tenemos que parar a recogerlos, en unas dos horas pasamos por un pequeño pueblecito llamado Eli, y unos metros más adelante, a una altura de 2200 metros, están esperando las mulas para cargar con toda la estructura, tiendas, petates, comida, etc..., así lo hacemos y comenzamos a andar hacia el campo base situado a 3200 metros de altura, vamos tranquilos, nos cruzamos con alguna tienda de nómadas, fotos en el camino y, en unas cuatro horas llegamos al campo base, entre piedras, incómodo, bueno, un lunch para esperar a la cena y me dedico a preparar la ropa y utensilios para la montaña. 

El día siguiente, para mi está mal planificado, dedicamos el día a subir hasta el campo de altura a 4200 metros, estar allí una hora o algo más para aclimatar y bajar, es buena idea, pero ya venía de hacer los Montes Taurus, constantemente a 3000 metros de media y habiendo subido a 3723, no era necesario en mi caso, se podría haber omitido este día, pero no le doy más importancia, es más si no se hubiera negado el guía y ser ya bastante tarde, hubiera intentado hacer cima hoy. Bajamos de nuevo al campo base, cena, charla y a dormir.

De nuevo, al día siguiente, hacia el campo de altura, tres horas, ahora las mulas también nos suben los utensilios necesarios arriba, se montan las tiendas de campaña entre piedras, imposible dormir, al menos descansar ya que a las dos de la mañana arriba. 

Día de cima, a las dos y media pasadas empezamos la subida, las primeras horas entre pedreras, la noche está despejada, hacia abajo veo las luces de Dogubeyazit, y hacia la cima la media luna de hoy, constantemente me paro a hacer fotos de las sombras nocturnas, amanece pronto, a las cinco de la mañana ya tenemos las primeras luces, las siluetas del pequeño Ararat, más adelante la sombra que emite el Ararat sobre la neblina inferior, frio, bastante frio, llegamos a la zona nevada, es puro hielo del viento y el frio, crampones y a seguir, el viento es cada vez más fuerte, calculamos que algo más arriba estará en los 70 - 80 Kms hora, subimos despacio, la subida es suave, fotos del glaciar, llegamos a la última pendiente que nos llevará a la cima, el viento es cada vez más fuerte, la sensación térmica cae por el viento y, por fin, la cima, 5137 metros de altura, no hay quien pare arriba, fotos hacia uno y otro lado, hacia el Ararat chico, hacia el glaciar, hacia todos los lados, pero enseguida, abajo.

Tres horas de bajada, después de cuatro y media de subida, desayuno en el campo de altura, descanso, recogemos las cosas para cargarlas en las mulas y bajar al campo base, bajamos en dos horas más ¿y ahora qué?, conciliábulo, nos quedamos esta noche

en el campo base, a mi no me apetece una noche más en tienda de campaña, quiero una ducha, quiero una cena en mesa, quiero una camita en condiciones, no estoy cansado, al final la decisión es tirar abajo, se organiza que las mulas nos bajen las cosas y tres horas largas de bajada hasta cerca del pueblo de Eli, de nuevo el pequeño bus entre saltos por las piedras y, por fin al hotel, larga ducha, cena en restaurante y a dormir bien, al día siguiente de vuelta a Van y después a Estambul. 

Ararat, una subida técnicamente fácil pero que me apetecía mucho hacer, además de conocer Turquía que me ha sorprendido muy gratamente.



jueves, 12 de agosto de 2010

La desgracia de Leh

Son las doce de la noche pasadas, hemos dejado la ventana de la habitación abierta, no, no era un trueno, era un trueno tras otro como una ametralladora, la luz de los relámpagos parecía continua, que bárbaro, cerramos las ventanas y el agua rezumaba hacia la habitación a través de las rendijas de la estructura de madera de las ventanas, salgo al descansillo, al aire libre, de las habitaciones y veo caer el agua, así algo más de una hora, aquello se calma y me vuelvo a la cama, nos despertamos y algunos del grupo decidimos subir a conocer la Shanti Stupa cercana para así subir hasta los 3700 metros y aclimatar un poco mejor, la zona por la que subimos es la parte alta de Leh y nada nos hace pensar en la tragedia, subimos, hacemos fotos y bajamos.

Los ríos traen una fuerza descomunal, pero tampoco nos extraña mucho, puede ser el deshielo, y si, claro que ayer llovió, pero no pensamos más, llegamos a nuestro hotel y las primeras noticias, ¡puede haber cerca de 100 muertos en la zona del pueblo!, ¿que hacemos?, ¿vamos para allá a ver si necesitan algún tipo de ayuda?, si claro y además vamos a subir medicinas por si las necesitan. Algunos compañeros subieron esta mañana y aunque vieron la fuerza que el agua debía tener no fueron conscientes de lo grave que había sido.


El día anterior había sido plácido, llegada a Leh desde Delhi en avión, visita al pueblo, subida al Palacio Real y desde allí, caminatilla en subida de unos 250 metros hasta el templo japonés, el Namgyal Tsemo Gonpa, y en su colina cercana empezamos a ver las nubes y algunos relámpagos, oye estamos en un descampado y en una cimilla, vamos rápido para abajo, corriendo si, pero sólo por no mojarnos, nada hacía presagiar lo que ocurriría unas horas después, cenamos y a la cama, hay que aclimatar poco a poco.

Una vez conocidas las primeras noticias, Luis y yo queremos ir al hospital a llevar nuestras medicinas pero Kike Calleja nos pide que esperemos un poco, vale, oye hay que llamar a nuestras familias, los teléfonos aquí no funcionan, Kike tiene un satelital pero dice que sólo tiene una batería ya que no se ha traído cargador, vale, le damos los teléfonos de nuestras familias para que les llamen desde Madrid y estén tranquilos (las noticias cada vez son peores), nos dice que sube a su habitación a llamar y que esperemos abajo, vale, bien, abajo estamos, pasa el tiempo y llega Phuntchok, el organizador local de nuestras expediciones, sube a la habitación de Kike y desde arriba nos piden que si podemos subir un botiquín para curar a Phuntchok que ha tenido que ¡¡sacar a su hijíta del coche en el que iban porque se la llevaba la corriente!!, joder esto parece más grave. Subo yo ya que soy el que tiene el botiquín más a mano, el pobre tiene heridas en las piernas, en la cara, en las manos.


Después Luis y yo subimos hacia el hospital a llevar las medicinas y vemos todas las tiendas cerradas, increíble, con lo comerciales que son estas gentes, no cierran núnca, y al llegar arriba, madre mía lo que encontramos, que tragedia, que caos.

Leh, el corazón y capital de Ladakh, junto al río Indo y a una altitud de 3555 metros, con una zona vieja  de casas hechas con ladrillos de barro y estrechas calles que concurren en el Main Bazar, es una ciudad que vive del turismo de montaña, y sobre todo del turismo cultural de los templos en sus alrededores Namgyal junto al Palacio Real, o el Soma Gompa o el Karma Dupgyud y varias y bonitas stupas o monasterios como Donkey Sanctuary, al tiempo tiene una gran presencia militar, de hecho el aeropuerto es militar.

Conseguimos llegar hasta el hospital, el único y aún en construcción en algunas zonas y entramos en él, el barro ha anegado hasta la primera planta, no encontramos a na

die a quién darle las medicinas, nadie que nos informe, al final damos con un estudiante británico de medicina que nos toma lo que llevamos y vemos que los únicos médicos de una planta son estos estudiantes que se están batiendo el cobre, admirables, en las plantas hay pocas camas y allí están repartidos los heridos, a esa planta no ha llegado el barro directamente pero si el que arrastran con sus pies todos los que llegan. Vemos traer a heridos en mantas en los coches, no hay ambulancias, alguno viene con la manta tapándole por completo, por lo que nos tememos lo peor.

Salimos del hospital y caminamos por la primera zona del desastre, no somos conscientes que más abajo es peor aún.

Son gentes encantadoras, comparten lo poco que tienen, a pesar de haber perdido casi todo o todo en muchos casos, han perdido familiares y todas sus pertenencias, pero saben que los extranjeros no tenemos posibilidad de hablar con nuestros móviles, ya que las antenas están caídas, y nos ofrecen los suyos para que hablemos con España, ¡increíble!, les intentamos pagar la llamada y en algunos casos, no lo quieren.

Phuntchok, a pesar de tener a su familia en tiendas de campaña, en un lugar alto de los alrededores, no duda ¡que profesionalidad la suya! en colaborar para que no nos falte nada y en ayudar a que obtengamos los billetes de vuelta a Delhi.

Nos juntamos los españoles que podemos en una carpa cercana, todos los días para conocer noticias y planes, las noticias que nos llegan son confusas unas veces, bulos otras, pero la tensión crece cada día más, dos grupos de vascos, uno de ellos veo en la televisión que ya llegó el miércoles en la noche a España, y nosotros planificamos formas de salir de Leh, el agua y la comida empiezan a faltar un poco en la zona. El viernes y el sábado no sabemos nada de la embajada española, sólo que, parece ser que en España el Ministerio dice que la situación no es peligrosa y que, por tanto, no deben hacer nada especial.

El domingo a la tarde aparece por la zona un empleado de la Embajada, Cristobal, no me acuerdo del apellido, que muy amable, dice que nos sacarán entre el lunes y el martes, bueno, en el aeropuerto además de su ayuda, cada uno nos lo solucionamos como pudimos.

Por supuesto, desde el primer momento decidimos anular la actividad de montaña, nuestro objetivo era subir al Stok Kangri de 6121 metros en la cadena de montañas Zanskar, la previsión de tiempo habla de un par de días más o menos estables y después, de nuevo, tanta lluvia como la primera noche. Es que es la primera vez que aquí ocurre esto, en los últimos ochenta años el índice de lluvias puede ser parecido o inferior a algunas zonas nuestras como Almería.

Por las noches se ven en las montañas cercanas las luces de linternas, y en los edificios en construcción, gentes que no quieren dormir en sus casas, o es que ya no las tienen.


Algunas fotos de la tragedia y de la estancia en Leh ...

sábado, 23 de enero de 2010

El pico Margarita en Rwenzori, Uganda


Uganda,"la perla de África", como la denominó Winston Churchill, es el punto de encuentro de la sabana del este de África con el bosque del oeste de África. La increíble fauna y el fenomenal clima contribuyen al atractivo del país, afortunadamente aún, con una baja cota turística. No hay país en el mundo en el que se pueda pasar la mañana observando a los leones, campar en las llanuras, avistar chimpancés en el bosque por la tarde, navegar al día siguiente por los canales tropicales, donde se pueden ver hipopótamos y cocodrilos y luego ascender a las agrestes montañas existentes en el Rwenzori.

Desde la ventanilla del avión de la Egyptair, al divisar el aeropuerto de Entebbe con su impresionante ubicación ecuatorial en la orilla boscosa del inmenso lago Victoria, viene a mi memoria el famoso rescate llevado a cabo por tropas israelíes de un avión de Air France con más de 250 personas, secuestrado en julio de 1976 por los terroristas del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Entebbe es una bonita ciudad a 35 Kms de la capital de Uganda, la caótica Kampala.

En la frontera de Uganda y el Congo se alza la cadena de montañas más legendaria e imponente de África. Escondidas, la mayor parte del año, en la bruma, los nativos la llaman Rwenzori, que significa “el lugar donde se hace la lluvia”, o según algunos, “la gran hoja donde hierven las nubes”, la mayor parte de esta zona está aún sin pisar por el hombre.

Llueve todo el año pero es mejor evitar las épocas de mayores lluvias, de finales de septiembre a noviembre y de marzo a mayo. En cualquier caso, su ya mágica existencia se vio encumbrada a leyenda en los mapas griegos donde figuraban como “las montañas de la Luna” siendo sus nevadas cumbres el mítico origen del Nilo. Su existencia fue tenida por pura fantasía durante dos mil años, hasta que a finales del siglo XIX, Stanley las divisó. En 1906 Luis de Saboya, duque de los Abruzos, fue el primer occidental, no sólo en visitarlas, sino que escaló algunas de sus cumbres.

Y es, desde Entebbe hasta Kasese, poco más de 300 kilómetros, poblado al pie del Rwenzori, donde nos llevamos la primera paliza, siete horas largas en un 4x4 por unas "carreteras" que cuando no están en obras están bacheadas al atravesar los poblados, poblados, que casi se unen unos con otros, interminable viaje y más aún, hasta que te acostumbras a la circulación por la izquierda.

En Kasese, sorprenden los "taxis", bicis con un sillín sobre la rueda trasera o pequeñas motos que habilitan la parte trasera del asiento para transportar a los pasajeros. Dormimos una noche, mas preocupados por los mosquitos nocturnos, impregnados de repelentes y entre las mosquiteras.

Aprovechamos el día siguiente para conocer el impresionante parque nacional Queen Elizabeth donde se concentra la principal reserva faunística del país, con poblados en sus entornos, sin cierre alguno, y en el mismísimo Ecuador.

El día de comienzo del trekking hacia el Pico Margarita comienza en Kasese, desde donde nos llevan en 4x4 hasta el poblado de Nyakalengija a 1615 metros, allí conocemos a nuestros dos compañeros alemanes y contactamos con los guías, cocinero, porteadores, etc. y, después de firmar los controles pertinentes, comenzamos a andar.

El camino por la jungla (el primero de los diferentes tipos de vegetación que nos encontraremos hasta los 2000 metros, para después seguir por el tipo de bosque montañoso, luego los bosques de bambú hasta llegar a la especifica zona afro-alpina de altura) se inicia de inmediato con el omnipresente barro, ya de salida la diferencia, botas de goma para el barro casi todos los días, botas a las que ninguno estamos habituados, pero bueno hay que hacerlo.

Llegamos al refugio Nyabitaba (aquí los refugios son muy básicos, la iluminación es con velas) a 2650 metros, primer día más de 1000 metros de desnivel en poco más de 5 horas, cena y tranquilidad, aquí siento la noche de manera espectacular, ¡se ven estrellas! no es como en Madrid, y bajo un silencio sobrecogedor, el escuchar a los animales de la selva te hace parte de la naturaleza.

Al día siguiente desde el refugio Nyabitaba nos damos la caminata hasta el refugio John Matte a sus 3.505 metros de altura. El camino es muy variado. Cruzamos el puente Kurt Shafer sobre el rio Mubuku, en Nyamileju. El barro hace que el trayecto sea mucho mas cansado que en otros trekkings, ademas constantemente hay pequeñas trepaditas, no, no es una caminata normal es muy, muy diferente, además los paisajes son tan sorprendentes que no paras de tirar de cámara, hoy han sido más de 6 horas de caminata.

Insisto en lo básico de los refugios, sin guardas, simplemente los guías, porteadores y cocineros lo abren y lo cierran a la salida. Al día siguiente, salimos hacia el refugio Bujuku a 3955 metros, justo por debajo del Paso Stuhlmann, en el camino divisamos por primera vez el glaciar y el pico Margarita, impresionante, agreste, bellísimo, el día de hoy es de enmarcar, ya no es sólo barro, son pantanos, en algunos pasos han tirado pequeños troncos que te obligan a hacer equilibrios para así no hundirte demasiado en el barro, bordeamos el lago Bujuku y dejamos ya, a nuestra derecha, el Pico Speke con sus 4890 metros y como no, con su propio glaciar, así llegamos hasta el Bujuku Hut a pasar la noche, hoy no ha sido un día excesivamente duro salvo por el barro, han sido poco más de 4 horas.

Nuevo día, ya en altura, etapa de poco más de 5 horas, subidas, bajadas, pasamos por el barranco Groundsel, por el paso Scott-Elliot a 4370 metros hasta llegar al Elena Hut a 4541 metros, al pie del pico Margarita, pequeño, dormimos apretaditos, frio, altura y, sobre todo duermo mal y me encuentro fatigado, no es normal, pero no, no es por el mal de altura, es porqué he estado tomando el Malarone para prevenir la malaria hasta ayer y me ha dejado sin defensas, subimos unos metros para aclimatar antes de cenar y a dormir.

A las cuatro de la mañana en pie, desayunos, arneses, frontales y ale, arriba. El principio de la ascensión es ya una trepada, sencilla pero con botas rígidas se complica un poquito más, además voy francamente mal, no me encuentro con fuerzas.

Que difícil es imaginar un glaciar en África, pero el del monte Margarita es, simplemente espectacular, caminas por una inmensidad blanca en constante movimiento, ¡50 metros por semana! que dejan grietas enormes, unas visibles y otras no, que tienes que sortear, avanzamos encordados y con mucha tensión. Despues de la primera parte del glaciar nos metemos en un terreno mixto con los crampones, nieve, hielo, rocas para entrar en lo mas duro de la ascensión hasta el collado existente entre el pico Alexandra y el Margarita, ambos espectaculares con sus zonas de hielo cayendo.

Antes de la cumbre, trepada de grado III+ con los crampones puestos, una diagonal y ya estamos en la antecima, una veintena de metros por rocas y llegas a la cima, ¡al fin la cumbre!, ¡lo conseguí!, francamente estoy agotado, el Malarone me ha dejado sin fuerzas pero llegué, llegué a alcanzar el pico Margarita a 5.109 metros, la tercera cima de África, bellísima la cumbre, bellísimo el entorno, fotos a un lado y a otro, el Alexandra, el Stanley, el Irene, el Speek, todos con su glaciar, espectacular, mucho viento en la cima, venga para abajo que como dicen los que saben algo de montañismo la cumbre sólo es la mitad del camino.

La primera parte de bajada rapel con la cuerda de los alemanes, llevo reverso y mejor debería haberme traido un ocho pero bueno, venga, abajo, luego la pendiente de bajada es bastante acusada y el cansancio de días y días y de la subida de hoy no ayuda precisamente, afortunadamente los crampones muerden bien el hielo. Bajo agotado y en algunos momentos tengo que pararme, ademas, sustito en el glaciar, un guía se caé en una grieta, afortunadamente se queda en el borde y sale rápido.

Paramos en el Elena Hut, han sido cerca de 6 horas de ascenso y casi 3 de descenso, José no lo ha intentado se quedó en el refugio, el maldito mal de altura, comemos algo, descansamos y tiramos hacia el refugio Kitandara a 4.027 metros, no descenderemos por la zona que subimos sino que haremos un trekking circular hasta las lagunas Kitandara (3 horas), espectacular, son dos lagunas impresionantes, y en la segunda, el refugio, no paro de ver el anochecer, estoy cansado, quiero dormir pero prefiero ver el espectáculo de la laguna, que bonito anochecer, creo que, por su entorno, éste es el refugio más bonito en el que he parado alguna vez.

Al día siguiente pienso que será relajado y de bajada, nada de eso, primero una subida de doscientos metros hasta el Paso Freshfield en Bujongolo y luego ya bajada con varios desniveles hasta el refugio Guy Yeoman a 3480 metros de altura, 6 horas de pateada. La bajada el día posterior desde el refugio Guy Yeoman hasta el Nyabitaba Hut se hace por un camino complicadísimo, menos mal que no nos llueve hoy, si lo hiciese habría que bajar constantemente asegurandonos con cuerdas, muy deslizante en algunos tramos. No paramos y seguimos hasta Nyakalengija, fotos, primera cerveza en muchos días, abrazos y despedida de los guías y, sorpresa, a Jocas, uno de los guías, le anuncian que acaba de tener su primera hija, emocionante, se abraza a todos y me pregunta el nombre de mi primera hija, cuando se lo digo me dice que su hija se llamará igual, que gente mas maravillosa.

Dormimos en Kasese y, al día siguiente, otras siete horas por las infernales carreteras de Uganda hasta Kampala con sus 7 colinas, sus enormes mezquitas, preciosos templos hindúes y su caos circulatorio con ríos de gente entre motos, bicis, miniautobuses y, después del agobio a hacer un poco de tiempo junto al lago Victoria, para tomar el avión en Entebbe.

Qué bonito, que gran viaje, que gran trekking, dificilillo ehhh, que gran ascensión, más técnica de lo que pensaba y que impresionantes paisajes en un bellisimo Uganda, que buenos recuerdos me traigo.

Ver más fotos del trekking y de la ascensión ...

martes, 15 de diciembre de 2009

Una travesía por Noruega en esquís


Todo bien, todo bien, vuelo desde Madrid, retraso al salir, lo de Ryanair es especial, es lo aséptico por norma, los asientos no pueden echarse hacia atrás, quizá sea mejor así, no te dan ni un papel, todo hay que comprarlo y durante el viaje parece que estas en un mercadillo, constantemente intentando venderte cosas. Vale, es lo que hemos comprado, llegada a Moss Rysse (el segundo aeropuerto de Oslo) ya de noche, amanece mas allá de las nueve de la mañana y anochece a las tres de la tarde, frío intenso, mucho frío. Llego al Anker hostel en el centro, salgo a cenar a un turco, lo primero que encuentro, y a dormir, ya estoy cansado hoy.

Al final, al volver del trekking lo dedico al turismo por Oslo, destaca, desde luego el parque de esculturas Vigeland, impresionante, magnifico, sorprendente, es un excepcional parque basado en las esculturas de Gustav Vigeland, él diseñó también el conjunto arquitectónico del parque, más de 200 esculturas de bronce, granito y hierro forjado entre 1869 y1943, la obra de toda su vida al aire libre, es de lo mejor que he visto en Oslo, además de en mi album de fotos de turismo , se puede ver el parque en http://www.vigeland.museum.no/

Por lo demás, los precios en Oslo terribles, en un simple Friday´s, una cerveza pequeña, un plato de tallarines con salmón, SIN MAS .. treinta euros, manda eggssss ...., y aggghhh, un café tres euros en cualquier sitio.

Una ciudad tranquila, sin atascos, sin nervios, bonita en el centro, el Parlamento, la pista de hielo junto al Teatro Nacional, la Universidad, la Catedral, el Palacio Real, barrios elegantes como la zona del parque Vigeland, buenos transportes públicos, es conveniente obtener el Oslo Pass para usar el transporte público, si no es carísimo, y también permite acceder gratis a los museos. No hay tuneladoras ni superobras. Además la peninsula de Bigdoy donde están todos los museos y como colofón el bonito puerto de Oslo. Las zonas comerciales son buenas, pero muy caras, no merece la pena comprar nada.

En cuanto a la actividad en la nieve, el primer día de trekking desde Beitostolen, nevando todo el día, pero la ilusión puede con todo, al ser el primer día, tardamos en arrancar, que si este esqui no me vale, que si los bastones no hacen angulo de 90 grados, que si el pulka no sé engancharlo bien, pero bueno, al final salimos que es lo importante, el problema es que los días en Noruega en esta época del año son muy cortos, a las cuatro de la tarde ya es de noche.

Las caídas el primer día son constantes, no me hago con los esquíes con la ristra de piel de foca fija, en las bajadas sobre todo, ya que no se deslizan casi, además, al bajar, el pulka se me viene encima, caída tras caída, me obsesiono con ello y me desmoralizo un poco, pero milagro, en los días siguientes una o dos caídas a lo sumo, aprendes por intuición a llevarlo mejor. Pesado muy pesado ir tirando de un peso extra, bastante gordo además, durante cinco y seis horas, nos turnamos algo aunque alguno se escaquea, que le vamos a hacer, seguimos.

Parada cada mediodía para hacer un refrigerio, fotos constantemente aunque no del paisaje, no se ve nada y el primero y segundo dia se nos hace de noche antes de llegar, duro es el esquiar en la noche, nevandote en la cara y parando cada dos por tres para que el guia compruebe con el GPS.

Unos días se duerme en cabañas en las que los dueños dejan una pequeña zona libre, como sardinas en lata, pero bien, otros en tienda de campaña, montadas bajo la nevada, hundiéndote hasta la rodilla en cada paso en cuanto te quitas los esquíes y luego las cenas, el amigo Radhouan nos obsequia una de las noches con un fantástico cuscus de su cosecha particular y con una fenomenal explicación de la historia del cuscus y de como se prepara.

Iñaqui nos sorprende la primera noche sacando de su mochila UNA BOTELLA DE RIOJA, increíble, genial, buen ambiente.

Por las noches, a ver quien es el valiente que sale del saco si es necesario, nadie, todos aguantamos como jabatos y por las mañanas, a pesar de las ganas no se levanta nadie, que frío.

Atravesando lagos helados con los esquíes de travesía, pero sobre todo pasando por esas interminables zonas de nieve, la nieve que siempre soñé, no esas montañas nevadas de Gredos o de la Sierra de Guadarama, no esas subidas con nieve en Pirineo, no esos Alpes ne

vados en los que sales desde Chamonix por el asfalto y subes a un Mont Blanc perfecto de nieve, no, es ese interminable bosque de abedules nevado constantemente, o de abetos cubiertos por la nieve, praderas interminables de nieve, carreteras de nieve por las que los noruegos transitan como si tal cosa, espectacular.

Ultimo día, trekking con los trineos de perros de Lisa y Niclas que bonito, los perros son dóciles hasta la fantasía, cariñosos hasta la sorpresa, están deseando que quites el freno para empezar a correr de manera incansable, tanto si vas dentro del trineo abrigadito como si conduces el trineo es una experiencia a repetir, además fácil de llevar, te subes a los esquíes traseros del trineo, quitas el ancla, y sujetas bien, y en cuanto dejas de pisar el freno los perros dejan de ladrar, los seis al tiempo, es increíble empiezan a correr a un ritmo uniforme todos ellos, ¿como se puede educar así de bien a unos perros?. Lisa una española casada con un danés es la que lleva el tema, además cuida a sus preciosos tres niños y, para colmo nos prepara una excepcional cena de despedida el último día, queso marrón típico noruego, queso de roquefort español, un fantástico salmón noruego y de segundo, reno con pure, un postre de chocolates típico noruego y acompañado de unas fantásticas cervezas.

En suma un trekking con todos los ingredientes para ser fabuloso.

El resto de las fotos de la actividad ...

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Elbrus en el Cáucaso una gran experiencia


Hay una relación de cumbres denominadas los siete continentes, es decir la cumbre mas alta de cada uno de los siete continentes definidos en montañismo, el Aconcagua en América del Sur, MacKinley en América del Norte, Vinson en la Antartida, Pirámide de Carstenz en Oceanía, Kilimanjaro en Africa, Everest en Asia y Elbrus en Europa, este, con sus 5642 metros de altitud, puede parecer el menos exigente.

Pero la región del Elbrus es una de las más atractivas entre todas las del Caucaso. Del valle principal, por el cual fluye el río Baksán, salen numerosos valles laterales, los cuales llevan hasta los más famosos picos del Caucaso. Donguz-Orun 4492 metros, Shkhelda 4300 metros, Tchatyn 4368 metros con su cara norte vertical de unos 500 metros, la legendaria Ushba 4710 metros, y claro, el Elbrus, el punto más alto del Cáucaso y de Europa, que supera el orgullo de Los Alpes, el Mont Blanc, en más de 800 metros. En suma, la bellísima región rusa de Kabardino Balkaria y su frontera con Georgia.

El gigante helado de dos cabezas corona el panorma del Cáucaso Central, siendo unos 1000 metros más alto que sus vecinos. Sus dos crateres del antiguo volcán cubiertos de hielo y nieve, tienen en sus cimas unas mesetas de unos 300 metros de diámetro. El Pico Oriental es un poco más bajo que su hermano occidental , 5621 metros y 5642 metros. Todo el macizo está cubierto con un gigantesco casco de hielo.

Su ascensión, a pesar de no requerir excesivos conocimientos técnicos, es bellísima, salvo en el tema del refugio base. El "Bochki" en ruso, su tradución es "Barricas", presenta una docena de grandes cilindros metálicos instalados horizontalemente, cada uno puede alojar seis personas, pero están en un total y absoluto abandono, así como sus elementos adicionales tales como comedor y baños, mi opinión, mientras no construyan el nuevo refugio, es que merece la pena subir con tiendas de campaña. Además esta el tema de la ubicación, desde el refugio hasta la cumbre hay unos dos mil metros de desnivel, a una altura inicial de 3650 metros hacen que la acometida del día final de cumbre sea larguísima por lo que mucha gente opta por subir los primeros ochocientos metros, apróximadamente, en las orugas de la estación, máxime cuando además esos ochocientos metros hasta cerca de las Rocas Pasukhova se han hecho en los días anteriores para aclimatar.

Antes existía en la pendiente del sur del Elbrus el refugio "Priyut 11" (la palabra rusa "priyut" significa "refugio"), los rusos dicen que posiblemente el más elevado hotel de montaña en el mundo (no estoy de acuerdo Cabaña Margarita en el Monte Rosa de Alpes está mas alto), construido justo antes de la II Guerra Mundial a la altura de 4020 m. Este edifício de forma aerodinámica podía simultaneamente dar asilo a unos 150 montañeros y esquiadores. A veces su comedor parecía un repleto Club de Montaña Internacional. Pero un incendio el 16 de agosto del 1998 lo destruyó.

Bueno, dos días previos en Terskol para la aclimatación previa, haciendo el Cheget con sus 3600 metros y a por el objetivo.

El teleférico nos sube desde la Pradora de Azau a 2250 metros, cerca de Terskol hasta la estación de "El Glaciar de Garabashi" a 3720 metros. Las dos primeras cadenas del teleférico están equipadas con cabinas y la última con unos penosos y antiquísimos telesillas que le dan un cierto tono nostálgico.

Dos días y sus dos noches de aclimatación, la primera jornada subiendo hasta el lugar del antiguo Priyut y la segunda hasta las Rocas Pasukhova a 4500 metros nos permiten una aclimatación un poco básica, pero bueno, vale, el tercer día no podemos acometer la cumbre por las previsiones del tiempo y nos quedamos a descansar haciendo alguna actividad mas suave, y al cuarto día arrriba.

La subida es larga y penosa, por el desnivel, por la alt

ura, por la persistencia, no hay ninguna zona de descanso, hasta llegar al collado existente entre los dos Elbrus a unos 5300 metros de altura apróximadamente, donde reponemos fuerzas y desde donde acometemos la subida final, mas pendiente aún, mas aérea en sus primeros ciento cincuenta o doscientos metros y donde a algunos compañeros les pasa factura por el mal de altura la falta de una correcta y mas larga aclimatación, pero, a base de mucho merito y esfuerzo, al tiempo que de más riesgo del necesario según mi opinión, conseguimos llegar a la cumbre, fotos, increibles e inmensos los paisajes que se nos presentan del Cáucaso, tanto del área rusa como del área georgiana.

Bajamos rápido para que los que tienen los síntomas del mal de altura se recuperen, pero la bajada es penosa, larguísima dos mil metros de desnivel agotan todos los cuadriceps. Doce horas de actividad sin casi pausas pasan mella, y al llegar al refugio, buena comida y una cerveza para cada uno, nos las hemos ganado.


martes, 3 de febrero de 2009

ISLAND PEAK (ImjaTsé)


Pues como todo el mundo indica en sus reportajes y, por tanto yo también en el mio, en el año 1952, fue Eric Shipton quien, preparándose para intentar la ascensión al Everest, bautizó a esta montaña con el nombre de Island Peak, dicho e indicado, y es que, ciertamente, vista desde los alrededores de Dingboche parece realmente una isla entre un mar de hielos, pero además, cuando llegas a la cumbre, después de un gran esfuerzo te encuentras dentro de una isla en medio de los grandes colosos del Himalaya, Everest, Lhotse, Nuptse, Ama Dablan, etc...

Hicimos la aproximación, durante 12 días, desde Lukla a través del Valle del Khumbu y aclimatamos en el camino y con la bonita ascensión al KalaPatthar (5545 metros).

Llegamos al campo base de "nuestra objetivo", situada en la cara sur del Lhotse, una noche de pernocta al llegar, un día de descanso, aunque lo aprovechamos para hacer unas pequeñas subidas para mantener el tono muscular y mejorar la aclimatación.

La siguiente noche nos acostamos prontito en las tiendas, con un frío bastante especial.

A las dos de la mañana, Pasang, nuestro guía nepalí (cuatro cumbres en el Everest) nos despierta junto con nuestros queridos sherpas con un buen desayuno y nos toca salir del saco para ir hacia la cumbre.

Por delante nos queda una dura jornada con mas de 1000 metros de desnivel, 700 metros de pedrera de una morrena glaciar y otros algo mas de 300 metros de glaciar con una afilada arista al final.

Debido a la altura y al esfuerzo de los días anteriores, algunos del grupo deciden no intentarlo, además de nuestro amigo Oscar que ya se tuvo que dar la vuelta en Chukhung bajando hasta Namche Bazaar por el maldito mal de altura, algún otro no se encuentran con fuerza para levantarse y el mañico Paco decide a los pocos metros que se da la vuelta.

Los demás arrancamos, y antes de amanecer, algún otro se da la vuelta vencido por el frío. Cuando al primer paso de nieve dura, casi hielo, nos ponemos los crampones, cualquier esfuerzo, hasta el cramponarse es duro, la altura se deja notar y tenemos que parar constantemente para tomar aire.


Nos encordamos y llegamos hasta la tremenda y empinada, casi vertical, rampa lateral, nos preparamos para engancharnos con el puño jumar a la cuerda fija, pero cuando la veo me asusto, por Dios, si alguno se cae ¿aguantará esto?. Da igual, hay que seguir, para ello en la pared preparo los dos piolets y dejo el jumar sólo como un seguro más que voy arrastrando. La pared se hace interminable, me creo que nunca llegaré a la arista final, pero poco a poco, cada vez mas poco a poco, voy trepando, del grupo sólo quedamos tres, los últimos metros se me hacen eternos, pero al final llego a la arista, me aseguro y me tumbo en la nieve dura a descansar unos segundos y recuperar el resuello.

Miro desde la arista hacia abajo y veo las huellas de los aludes que se han producido anteriormente y, hacia arriba, la cumbre, allá, al final, casi otros ciento cincuenta metros de desnivel, pero al menos por la arista se va en pie, de los tramos de cuerda fija sigo sin fiarme un pelo de ella, aún así uso el jumar enganchado a través de la daisy a mi arnés.

Ultimo esfuerzo y, por fin en la cumbre, he llegado, 6189 metros de altura en el Himalaya y, de repente te das cuenta de lo que tienes a tu alrededor, colosos y mas colosos de mas de 8000 metros, da igual, hay que disfrutar del momento, las fotos de rigor y hacia abajo.

El tiempo se empieza a complicar y ahora nos toca concentrarnos para bajar con cuidado, despacio pero sin perder tiempo, como se dice siempre en la cumbre,

las celebraciones abajo y el éxito es cuando levantas la cerveza de celebración.

Bajamos toda la zona de hielo. nieve y grietas, haciendo foto tras foto de unos paisajes brutalmente maravillosos hasta que llegamos a la zona de pedrera. Bajando la misma, casi al final nos encontramos con Paco el mañico que ha subido unos metros para recibirnos y felicitarnos.

Paco el Cho Oyu nos espera, tenemos que prepararnos bien.

Mi idea era intentar bajar a Chukhung, imposible estoy cansadísimo, llego al campamento, comida caliente y, al poco tiempo sorprendente y fenomenalmente recuperado, es increíble el cansancio que te provoca la altura, pero bueno dormimos en la tienda de campaña y al día siguiente directo hasta Namche parando en Tengboche a disfrutar una vez mas del Monasterio, unas horas más y a por la reparadora ducha en el Yeti hotel de Namche Bazaar.




lunes, 2 de febrero de 2009

Un recorrido por el valle del Khumbu en Nepal


Este magnífico trekking lo realizamos para poder ascender al Island Peak (Imja Tsé) de 6189 metros en Nepal, en otro apartado detallaré la ascensión en sí, ya que por su belleza y espectacularidad merece un relato por sí mismo.

Ruta que coincide en parte de su recorrido con el trekking del Everest, ver el croquis .

Pero el viaje comenzó en ruta hacia Katmandú. El vuelo se hace pesado, con escala en Doha, menos mal que la Qatar nos dio un magnífico servicio durante todo el viaje.

Ya, al aterrizar en la capital de Nepal es increíble: parece que retrocedes cien años. Katmandú es una ciudad que enamora, tanto por sus gentes como por los contrastes culturales que se ven. Es llegar al magnífico hotel Yak&Yeti donde nos dan un maravilloso recibimiento, ocupar sus inmejorables habitaciones y, al salir a dar un paseo encontrarte con las enormes diferencias tanto de limpieza, como culturales, como de nivel de vida, pero es lo que es , en las calles, continuamente es como si te sintieras observado por los ojos de Buda que están por todas partes.

Y después de unos días conociendo la ciudad, sus barrios comerciales como el de Thamel y sus alrededores, la plaza Darbar, los templos como los de Swayanbhunath, Pashupatinath, la Stupa de Bodhnath, etc. tomamos una avioneta que nos llevó a Lukla a 2866 metros, con su " gran aeropuerto": una pista de aterrizaje en subida, y de despegue hacia abajo, que acaba en una pared vertical, ciudad donde se contratan guías, porteadores, yaks, etc., allí nuestro guía, el buen amigo Pasang (4 coronaciones del Everest) se encargó de preparar toda la logística de la ascensión manejándose como pez en el agua en ese caos que se forma todas las mañanas.

Y aquí comenzamos el trekking que, en una primera etapa nos llevará, por un verde camino (pasando por debajo del primer templo de oración que nos encontramos, después nos encontraríamos uno a la salida de cada pueblecito o bien las típicas ruedas de oración que hay que pasar siempre dejándolas a tu derecha) hasta Phakding 2652 metros donde pasamos nuestra primera noche en un fantástico lodge de la misma cadena Yeti para, al día siguiente partir ya hacia Namche Bazaar a 3440 metros, la ciudad mas importante del valle del Khumbu, donde pasamos un día más visitando Thame, Namche con sus mercados, con sus tiendas de material de montaña, baratas pero no muy fiables en cuanto a la calidad final de los artículos que allí puedas adquirir y con su gran cantidad de montañeros, unos hacia el Gokyo otros hacia el Everest, otros hacia el Island Peak, otros de trekking, otros ....

En la siguiente etapa partimos hacia Khumjung desviándonos a conocer el monasterio de Khunde y algo mas allá tenemos nuestra primera vista del Everest y el Lhotse pero, sin embargo y a pesar de su altura y su fama me quedo, sin duda, con la que para mí es la montaña mas bonita y espectacular que he visto, el Ama Dablan, montaña que, en todo el viaje pude contemplar desde todos los ángulos y la viese desde donde la viese siempre me ha fascinado. Que belleza de montaña.

Nuestra etapa siguiente, corta, nos lleva hasta Tengboche 3800 metros, atravesando varias veces el río por puentes colgantes a cual mas espectacular y móvil, el lodge donde nos hospedamos es el peor de todo el trekking pero a cambio, que maravilla, el monasterio de Tengboche se nos ofrece espectacular, podemos entrar a visitarlo y coincidimos con los rezos de los monjes, las vistas desde Tengboche en cualquier dirección, a cualquier hora, amanecer el día, al anochecer, en la penumbra, en fin, en cualquier momento son espectaculares. No paro de hacer fotografías, voy a quemar la cámara.

De Tengboche a Pangboche nos ofrece las mismas sensaciones, además de empezar a ver las obras de Hillary en forma de colegios, hospitales, etc...

Continuamos hasta Pheriche siempre con la presencia majestuosa del Ama Dablan y sus glaciares desde todas sus vertientes, en Pheriche al tener un día de descanso aprovechamos para hacer la colada en sus ríos antes de tomar camino hacia Lobuche que, con sus 4930 metros de altura nos ofrece una maravillosa aclimatación.


Al día siguiente subida al KalaPatthar con sus 5545 metros pasando por los campamentos de Gorak Shep y desde cuya cumbre se tienen las mejores vistas del Everest, del Lhotse, del Nuptse, del Pumori, del glaciar del Khumbu y, abajo, junto a uno de los glaciares del Everest, su campamento base, día, por desgracia, de un tremendo ajetreo, la noche anterior un alud en altura acabó con tres alpinistas italianos y tres sherpas. Y además mi amigo Oscar sufre su primer ataque del mal de altura, bajamos rápido y se le pasa pero le ha dado bastante fuerte, se le veía muy mala cara.

Después de hacer cumbre y pasar una noche mas en Lobuche, en realidad una especie de locura de montañeros subiendo y bajando hacia el Everest, bajamos hacia Dingboche, abandonando durante unos días el valle del Khumbu para acercarnos al Island Peak, Dingboche con buenos lodges, los típicos tenderetes de conexión vía satélite con internet y hasta sus pequeños garitos con mesas de billar.

Arrancamos hacia el campo base del Island Peak, pasamos por Chukhung, donde simplemente nos detenemos a comer algo, pero, otra vez a Oscar le ataca el mal de altura y se baja hasta Dingboche a recuperarse y después se irá hasta Namche Bazaar. El resto, al llegar al campo base a 5180 metros establecemos las tiendas de campaña, para pasar las siguientes noches, los dos días siguientes en el campo base nos sirven el primero para descansar y el siguiente para hacer cumbre, fantástica cumbre, preciosa, la tercera noche nos sirve de descanso y, al día siguiente retorno en largas etapas, la primera hasta Dingboche, la segunda a Namche Bazaar y en la tercera hasta Lukla donde tomamos el avión hacia Kathmandu, donde nos esperaba lo mas deseado después de un trekking, una larga, relajante y maravillosa ducha.

Dedicamos los pocos siguientes días a conocer las maravillosas ciudades de los alrededores como Patán, Bhaktapur, etc...

Las fotos del recorrido por el valle del Khumbu ..


Las fotos de la posterior ascensión al Island Peak ... 

Las fotos del recorrido turístico por Nepal.


lunes, 26 de enero de 2009

Lukla, aterriza como puedas, ¡o despega!

Lukla es la puerta de acceso a la gran montaña nepalí, allí, en un frenético trasiego de personas, mochilas y todo tipo de petates llegan todas las mañanas unas decenas de avionetas de las que se baja una docena de pasajeros y a las que antes de terminar se suben otros tantos, mezclándose las pertenencias de los que llegan con las de los que vuelven y sin que casi existan errores ¿milagroso?. Las pequeñas salas del aeropuerto sirven para contactar con guías, porteadores, etc...

La pista está inclinada desde la montaña hacia el barranco, para así facilitar el aterrizaje y el despegue, genial, una pista de 450 metros de longitud a 2850 metros de altura ...

Ver fotos de Kathmandú y Lukla

Desde el interior del ¿avión?, aterrizando ...

miércoles, 7 de enero de 2009

Aconcagua: frío, viento, el desierto en la altura


Medio primero y segundo día, 24 horas de viaje, justas, desde mi casa en Pozuelo hasta el hotel en Mendoza. Qué cansancio. Pero bueno, es lo esperado.

He hecho los dos vuelos con Aerolíneas Argentinas. El vuelo desde Madrid a Buenos Aires, puntual, más los veinte minutos de rodadura por las pistas de Barajas, maldurmiendo en turista, qué mala cena y qué peor desayuno. Llegada a Buenos Aires en doce horas y media, media hora de espera a la bolsa y viaje a Aeroparque, el otro aeropuerto. Increíble: TRECE DÓLARES UN COLECTIVO; hace un año, el mismo TRES DOLARES Y PICO. Estos argentinos cuando se lanzan, se lanzan. Eso sí, me he parado en el centro de Buenos Aires a tomar un capuchino, es una ciudad única, maravillosa, cada día me gusta más, tiene una vida especial. Hora y media de vuelo a Mendoza con cuarenta minutos de retraso. Mendoza, espectacular, una ciudad tranquila, perfectamente habitable (1.500.000 de habitantes), con una particularidad: la increíble canalización de aguas por acequias en todas las calles, creadas por sus fundadores los indios huarpe, lo que le da una frondosidad de arboles en todo momento. Es más, no se puede cortar ni un árbol, antes se cambia la ubicación de un posible edificio que talar un árbol. Unos parques preciosos, ni un solo atasco y, a 900 metros de altura, una temperatura en verano (ahora) de 28 grados e inviernos nada fríos.

Para más, coincido con la llegada del Dakar a esta misma ciudad. He visitado el parque cerrado y mañana no los veré salir ya que parten a las cuatro de la mañana y quiero dormir algo.

Nos hemos reunido con el guía para repasar el material y planear la ascensión y he cenado un asado de tira, qué maravilla. Bueno, me voy a dormir, que mañana tengo que ir a pagar los permisos de ascensión.

Tercer día dedicado en su mañana a las últimas compras y, sobre todo, a pasar los complicados trámites de los permisos de ascensión por el Aconcagua. Una vamos a decir no mala noticia: al llegar nos informamos de que cuatro andinistas italianos y su guía habían muerto en una grieta. Al final, después de 48 horas han rescatado a tres, dentro de lo malo... Mañana partimos a Penitentes, allí estaremos un día.

4º día: Previsto para llegar a la estación de esquí de Penitentes desde Mendoza, en un pequeño colectivo de montaña, viejo como él solo.

Después de 2 horas de viaje llegamos a Uspallata, un pueblo que estuvo destinado al tren con Chile y ahora se dedica a la gente que accede a los Andes. Al salir de este pueblo vemos el último árbol que nos encontraremos en el resto del viaje, compramos agua y llegamos a la estación de esquí de Penitentes, donde dejo una bolsa con las cosas que no usaré en la ascensión. Comemos y, para aclimatar, subo por las pistas de esquí (ahora sin nieve) hasta los 3200 metros, me quedo un rato arriba y bajo a dormir. Nos llegan las noticias de que ha muerto un inglés de un infarto cerca de la cumbre del Aconcagua.

5º día: Salimos de la estación de esquí de Penitentes a 2950 metros en 4x4 hacia el control de entrada a la zona del Aconcagua, pasamos por el Puente del Inca, otra estación de esquí que, al igual que en Penitentes parece esos típicos sitios de las películas americanas en las que en pleno desierto ves una larga carretera transitada por enormes camiones y donde hay una gasolinera, un motel y poco más, además del viento. Después de registrarnos en el control de los rangers de Horcones comenzamos a andar hacia el campamento de Confluencia a 3400 metros, donde pasaremos nuestra primera noche en tienda de campaña. El primer puente por el que pasamos sirvió para el rodaje de parte de la película "Siete años en el Tibet"<7>.

Los horcones, que dan nombre a esta zona, son unos pequeños pajarillos con el pecho amarillo o rojizo que inclusive se posan por tu mano para comer las miguillas que les des, simpatiquísimos.

En Confluencia, después de una corta caminata, comemos y colocamos las tiendas. Necesito andar algo más y me doy una caminata de unas dos horas con Jarno, un jovencísimo y fuerte compañero de viaje que pocos días después cumpliría sus 23 años. Después a estirar.

6º día: Dentro de la aclimatación a la altura y de los días qu

e estaremos en el Campamento de Confluencia nos iremos por la ruta alternativa hasta Plaza de Francia (4050 metros de altura), desde donde hay unas excelentes vistas de la pared sur del Aconcagua. Es inigualable, desértico (es la montaña más desértica que he conocido), pero de una grandeza excepcional. Todo es grande, todo es inmenso y destaco la coloración: es como un arcoiris de piedras, verdes, ocres, marrones, blancas... Después el glaciar sur del Aconcagua y, como todo, inmenso. Volvemos a Confluencia, no hay cobertura, sólo las típicas conexiones con Internet vía satélite, desde donde te quieren dar el gran palo, me niego. ¿Para cuándo pondrán unas antenas de telefonía móvil que no cuestan tanto y quitan a estos especuladores?

7º día: Dejamos Confluencia y la simpatiquísima Verónica, una chica encantadora que nos ha preparado unas cenas y comidas buenísimas y nos vamos a Plaza de Mulas a 4350 metros. Más de 7 horas hacia arriba pasando por lo que llaman Playa Ancha, que no es más que un tremendo pedregal producido por las aguas del deshielo de los glaciares del Aconcagua y donde el sol aplana a cualquiera. Pero sin embargo, tiene un encanto especial con el enorme arcoiris de colores de las piedras.

Llegamos a Cuesta Brava. Son doscientos metros de desnivel antes de llegar a Plaza de Mulas, donde se han despeñado algunas mulas y donde algunos argentinos la denominan la cuesta de la madre que... Pero bueno, llegamos, comemos y a descansar.

8º día: Aclimatación en Plaza de Mulas (Campo Base) y descanso, al tiempo de pasar el pertinente control médico: todo NO bien, es decir, tensión 128-75, pulsaciones 66, oxigenación en altura 89%, pero una imponente bronquitis con placas en la garganta hacen que me den fortísimos antibióticos (me destrozan, me agotan). Para mantener subo los primeros 200 metros del acceso a campo 1 y me voy a un refugio cercano al campamento, donde en el comedor encuentro la banderita de HC que dejó José María. Al lado de Xouxou pongo mis iniciales y hago la foto de rigor.

Las noches se empiezan a hacer interminables dentro de la tienda de campaña. Se cena muy pronto, hacia las ocho, y se desayuna muy tarde, mas allá de las ocho y media. A eso sumemos los cinco litros de agua que hay que beber al día (potabilizada del río cercano) y nos dará la cantidad de veces que hay que salir de la tienda en las noches.

9º día: Para aclimatar subimos al cercano Cerro Bonete, 5004 metros, que es una pedrera en toda su longitud. Salimos del campo base hacia el refugio y hacia su derecha sale un empinadísimo camino, muy resbaladizo, atravesamos varias zonas de penitentes (esa forma tan peculiar de producirse el deshielo en la zona andina) alcanzamos su cumbre en 3 horas largas. Eso sí, según subimos cada vez vemos mejores y más impresionantes detalles de la cara oeste del Aconcagua.

La última parte de la ascensión es algo mas expuesta y hay que tirar un poco de manos, pero siempre dentro de unos niveles de facilidad. Al llegar a la cumbre, el Aconcagua a un lado, a otro el Catedral, el Dedos, el Tolosa, innumerables...

Nos dividimos en grupos y en el primero, divertidísimo, bajamos deslizándonos por las pedreras y corriendo, en 1 hora y 10 minutos. A lavar la ropa y a prepararnos para mañana.

10º día: Para preparar la subida final subimos hacia el campo 1, cargados con la primera parte del material a instalar. Me sigue doliendo la garganta, la mucosidad es constante, he vuelto a ir al médico del Campo Base que me dice siga con los antibióticos, me da por pensar que no me van a dejar subir, pero bueno.

Cargamos las mochilas hasta arriba y comenzamos a andar. Subida dura al principio y al final y algo más suave en el intermedio. Llegamos, comemos, montamos los materiales y tiendas que llevamos y alguno propone llegar hasta la cota de los 5000 antes de bajar. Dicho y hecho. Delante de nosotros suben 3 miembros del ejército a unos 100-150 metros. De repente un grito brutal y una persona, solitaria, que se cae: una gran piedra desprendida le alcanza en el pecho. Pela, nuestro guía nos pide permiso para ir a ayudarle, cómo no, por supuesto; eso sí, llevamos un médico en el grupo que en momento alguno se ha ofrecido a ayudar a nadie y que aquí tampoco lo hace. Le ayudan a respirar, un soldado saca una camilla plegable y deciden bajarle, el Pela baja ayudando, alguno toma la mochila del herido y la baja, nosotros nos bajamos por otro camino también de piedras. A unos 100 metros del campo base el herido fallece. El médico ¿dónde está? El Pela me abraza al ver que estoy a punto de saltar. Las dos caras de la humanidad.

11º día: Sin olvidar el anterior, descanso y aclimatación en el campo base. Preparamos las mochilas para mañana, separando lo que necesitamos en altura y lo que dejamos aquí. Vuelvo al médico por la tarde y me dice que aún no estoy bien curado, pero que, si quiero, puedo intentar subir, pero que recuerde la cantidad de fuerzas perdidas con la bronquitis.

A la tarde y, como todos los días en el campo base, nos cae una copiosa nevada que deja un precioso paisaje pero un frío increíble. Al dormir dejo el reloj fuera del saco para ver la temperatura y alcanzamos los 7 negativos dentro de la tienda.

12º día en que empezamos la ascensión, ya desde campo base hasta campo 1 (Canadá) a 4950 metros, es decir 600 metros de desnivel, llegamos, instalamos el resto del equipaje, yo llevo mi tienda ya que es individual, 5 kilos y medio más y aquí ya cambia mas aún la forma de estar, no desayunamos hasta las nueve y media que sale el sol y cenamos hacia las seis de la tarde, el resto en la tienda, por falta de cuidado he dejado la bolsita de pilas de repuesto, al dormir, fuera de mi saco y se han descargado, o sea que no puedo usar el frontal para leer algo y tengo que conservarlo como pueda, hasta el final, que largas se hacen las noches.

13º día: Frío, frío intenso por la noche, el guía nos dice que más de lo normal. Desayunamos y vamos hacia el campo 2 a 5425 metros (Nido de Cóndores), con 16.5 kilos en la espalda. Mucho viento en la subida y cada vez cuesta más cualquier esfuerzo. Los pasito a pasito que vamos dando son agotadores.

Por cierto, una más y van... ¿qué pasa este año? Sigue sin aparecer el andinista francés que está desaparecido desde hace unos días, es desmoralizante.

Lavar los cacharros de l

a comida con nieve, hervir nieve para tener agua, instalar las tiendas sobre nieve y por las mañanas quitar la que las ha cubierto, en fin tareas habituales.

Una chica americana, Catherine, que se baja ya, nos regala un pequeño ajedrez de bolsillo que lleva y al que le falta un alfil de las blancas ¡qué maravilla!, César (el peruano) y yo nos frotamos las manos: podemos jugar con algo.

14º día: Subimos a campo 3 (Cólera, 5950 metros, hay otro al lado que se llama Berlín). Por radio nos anuncian que el tiempo arriba no será excesivamente ventoso pero que las temperaturas estarán 20 grados negativos y que las ventanas de tiempo despejado no serán superiores a unas pocas horas. Instalamos el campo 3 y a dormir horas y horas.

15º día: No se puede subir a cumbre, todo el día en campo 3 Cólera. Sigue nevando, mañana veremos.

16º día: A las 4 de la mañana Ulises nos dice que por radio le han indicado que hay una ventana de buen tiempo para subir. Está todo nevado pero podremos intentarlo. Me levanto con las placas de la garganta sangrando. El médico, ¡ohhh!, me mira, tengo algunas décimas de fiebre, pero voy. Subo bien pero hay un momento ya, en los 6600 metros, en que la mente me abandona, no me da más fuerzas, y si la mente no te empuja, el cuerpo no hace nada y me decido a no seguir. No sé, han pasado tantas cosas que la ilusión de hacer cumbre me ha abandonado, me da igual hacerla que no. ¿Necesito el ego de decir que he hecho cumbre? Pues no lo sé, pero ahora mismo quiero bajar. Los poquísimos que quedan en la subida me dicen que siga, que estoy fuerte, que puedo hacerlo, pero es que NO QUIERO SEGUIIIIR..., pero bueno, al final subida hacia un pequeño collado para después llegar hasta Piedras Negras a 6200 metros de altitud, otro repecho que lleva hasta el ¿refugio? De Independencia, en muy mal estado, a 6400 metros, aquí confluye la otra ruta por el Glaciar de Los Polacos, enseguida la Puerta del Viento, donde a veces es imposible seguir, una suave caminata hasta llegar a La Canaleta a 6650 metros, un descanso y a alimentarse un poco, La Canaleta con su 40% de desnivel y con el peligro de piedras que caigan de los que van delante, al final, el llamado El Filo que nos deja en la amplia cima final del Aconcagua

Bajada hasta campo 3 y, a pesar de que los quedaron en campo 3 me lo desaconsejan, digo que me voy, que me bajo, que tengo cuatro objetivos: una ducha de media hora, un bife de chorizo con una botella de malbec, una terraza tranquila y unas sábanas limpias con un buen colchón. Algunos se juntan a mí y con toda la carga de siempre, mis famosos 16,5 

kilos, tiro hacia abajo, hacia el campo base. En la bajada me encuentro con Óscar el californiano-mejicano. Llegamos bajo una copiosa nevada y nos instalamos. Él no hizo cumbre se tuvo que bajar seguido por unos italianos que ya no sabían ni dónde estaban y qué estaban pensando en hacer una gruta y quedarse a dormir.

17º día: Óscar y yo tiramos hacia la civilización, recogemos el resto de nuestras pertenencias, nos enteramos de que un rumano con el que coincidimos pierde los diez dedos de los pies, congelados, bajamos la cuesta Brava, llegamos al campamento de Confluencia con la mejor sonrisa de Verónica que nos prepara bebida y unos sandwiches. Seguimos andando hasta el control de los rangers, donde nos espera un 4x4 que nos lleva hasta Mendoza, y a cumplir mis cuatro sueños.

Y la cuestión es ¿lo he disfrutado?...

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