Tres veces lo intenté, y al final lo conseguí, una montaña que siempre te guarda sorpresas con el tiempo. La primera vez, buen tiempo en Chamonix, imposible en la cumbre, quise subir por la ruta de los cuatromiles y no se podía seguir, solución, prácticas en la Mer de Glace.
Segunda intentona con HC y viento de más de cien kilómetros hora en la cumbre, nos vamos abajo y turismo por las ciudades de los alrededores, y es en la tercera intentona, en Agosto del 2008 con Africa y Luis cuando por fin lo conseguimos, aunque cambiando planes, como no podía ser de otra manera.
Fuimos en avión a Ginebra y ya, desde la ventanilla del avión me emocioné al ver la silueta del Mont Blanc en un día claro, Alpes, que espectacular cordillera. Alquilamos un vehículo y hacia Chamonix, nuestro centro de descanso en la Gite de la Tapia, muy bien. Aclimatación en Montenvers, en la Mer de Glace. Y en la plaza de Chamonix, en la información meteorológica, ¡no!, ¡otra vez no!, mala previsión de tiempo, no podremos subir el lunes, no por favor, no puede ser, tenemos reservadas plazas en el refugio de los Cósmicos la noche de domingo a lunes, queremos subir por los cuatromiles el lunes de madrugada, bueno, no hay problema, lo adelantamos y subimos el domingo, dormimos en Cósmicos la noche de sábado a domingo, pues tampoco, no puede ser, no hay plazas, no se puede subir, pues mira, da igual, subimos el sábado al refugio de Gouter, dormimos allí como podamos y hacemos la subida el domingo, ya, pero deberíamos aclimatar un poco más, no, no es posible, yo vengo bien desde Perú, así que lo intentamos como sea, ¿vale?.
Dicho y arriba, sábado por la mañana arrancamos desde el teleférico de Les Houches hacia el TMB del collado de Bellevue donde nos hacen la primera, venden tickets de más para el tren debido a la ingente cantidad de turistas que quieren subir hasta el
Nido del Aguila a 2372 metros, y tenemos que esperar, casi una hora al siguiente, y cuando llega, subir apretados unos a otros con la consabida pelea para poder acceder y no quedarte esperando al próximo.
Nido del Aguila a 2372 metros, y tenemos que esperar, casi una hora al siguiente, y cuando llega, subir apretados unos a otros con la consabida pelea para poder acceder y no quedarte esperando al próximo.
Bueno, subimos en el teleférico desde las Houches hasta Bellevue 1.790 metros, cargamos las mochilas, guetres y a patear por la pedrera hasta la antigua barraca forestal des Rognes a 2708 metros de altitud por una senda perfectamente marcada y hasta donde llegan algunos senderistas algo mas preparados, poco mas allá a su derecha sigue la subida hasta el refugio del Tete Rousse, a 3167 metros, con alguna pequeña y fácil trepadita, enfrente del refugio nos ponemos los crampones y seguimos por la arista Payot sin cruzar al refugio, no es necesario. Hasta llegar al Gran Corredor, también llamado La Bolera con su cable donde asegurarte y que hay que cruzar lo mas rápido posible por el peligro de desprendimiento de piedras, por eso se llama la bolera, los bolos son las personas, las piedras se oyen al caer, siempre y cuando que no esté el listillo de turno que no para de gritar y no deja atender bien a los sonidos de las piedras, además hay que dejarse paso uno a otros en ambas direcciones.
Y a partir de este momento, trepada tras trepada, algunas de grado II, en algunos momentos con cables para asegurarse, seguimos hasta el refugio del Gouter a 3817 metros. Lo peor de la ascensión, un refugio sucio, mal atendido, maloliente, atestado de gente (bueno, es el precio por saber que sea como sea, podrás pasar la noche), caro, mala cena y por turnos y el descanso, que no dormir, en el suelo debajo de las mesas, en los bancos, encima de las mesas. Bueno dormir, dormir, no hay forma de pegar ojo, pero al menos reposas hasta la hora del desayuno, allá como a la una de la madrugada, Dios mío, nunca vi nada igual, la gente en la ventanilla de los desayunos a empujón limpio, al final conseguimos los nuestros, bueno lo de desayuno es un decir, pero los comimos, nos preparamos para la subida, crampones, piolet, frontales, bien abrigados, nos encordamos y, a eso de la una y media hacia arriba los tres, primero Luis, en medio Afri y yo cerrando cuerda .
Lista de frontales, tranquilo Luis, despacio y llegaremos los primeros, algunos nos pasan, sobre todo en la engañosa bajadita que hay después de la primera rampa, muy bien, hasta luego, ya os esperaremos en la cumbre y así es, tan rápido como iban y poco a poco se van parando, a nuestro ritmo los vamos pasando.
Llegamos al Dome del Gouter a 4300 metros, donde empieza otra suave bajadita y vemos los frontales de los que suben por la ruta de los cuatromiles, pasamos el refugio Vallot y nos encaminamos hacia la arista de los Bosses, poca, muy poca gente tenemos ya delante, se han ido quedando atrás, siempre es así, hay que arrancar lento y llegarás rápido, y ya, llegamos a la arista final y, sin problemas, a la cumbre.
Esperaba mas de la cumbre en sí, pequeña y, casi un pasillito pero las vistas, que espectaculares, son únicas y máxime en un día despejado como el que nos vino en suerte, fotos, risas, objetivo cumplido y a andar el camino desandado, la bajada en las aristas presenta sus pequeñas dificultades ya que la gente que hemos adelantado está subiendo y, en montaña, la preferencia siempre es para el que sube, así que tienes que apartarte como puedas de la arista y dejar paso a los que suben, esto hay que hacerlo con mucho cuidado, las aristas del Mont Blanc no son excesivamente difíciles pero son pasos que no perdonan un sólo error, hay que tener mucho cuidado.
En la bajada llegamos de nuevo al Gouter, un pequeño descanso, unas barritas energéticas y a seguir bajando hasta llegar a Chamonix, ahí sí, en ese momento sí, objetivo cumplido y a celebrarlo con unas fenomenales hamburguesas.
Bueno, por fin lo conseguí, tres intentos pero merece la pena, claro que si.
Lo intentaré otra vez, pero por la ruta de los cuatromiles. Por cierto, una anecdota, la ruta normal por el lado italiano fue encontrada en el 1890 por Achille Ratti (Pio XI)