Tiempo hacía ya que no iba al Pontón de La Oliva, esa presa sobre el río Lozoya que se empezó a construir en 1851, la presa más antigua de Madrid y su primer gran fracaso, por las pérdidas de agua que tenía una construcción en la que “participaron” 1500 presos de las guerras carlistas.
Dejamos el coche en los
aparcamientos que en la M134, a su izquierda según vamos desde Patones de
Abajo, al otro lado de la carretera sale una pista forestal señalizada además
como GR-10, dejamos a nuestra izquierda las ruinas de La Ermita de La Oliva,
cruzamos una puerta metálica y, enseguida vemos la presa del Pontón de La
Oliva.
Hoy trae agua, mucha, es la
primera vez que veo agua embalsada al otro lado de la presa, a donde vine en
varias ocasiones en mis épocas de escalada, bajamos hasta el puente sobre el río, el que cruzamos para seguir con los
restos de la pista asfaltada que llevaría hasta Alpedrete de la Sierra, en
subida suave, muy bacheada, los vehículos con poca altura tienen problemas para
circular por ella. En realidad es un camino de servicio del Canal de Isabel II.
En pocos minutos un cerrado
viraje hacia la izquierda de la pista, o e sus restos y, justo en la misma
curva, enfrente, continúa una senda que tomamos entre olivares y sin marcas,
aunque evidente y en descenso hasta llegar a una rambla que rara vez lleva
agua, hoy nada de nada, llevamos alrededor de un cuarto de hora desde la base
de la presa del Pontón, subida por la senda, empinada, con alguna loma de
relajamiento, tierra que, con la humedad de lluvia como la de hoy, es
escurridiza y pienso que más al bajar, aunque no bajaremos por ella.
Un cuarto de hora de subida por
la rampa, una parte que se parece a una lo0ma para, enseguida, seguir en
pendiente más de otro cuarto de hora, pero ya con las primeras vistas de la
enorme cárcava, la senda nos lleva al reborde de la izquierda, en el sentido de
subida, hasta llegar al borde de la cárcava, formada por la gran erosión en la
era Terciaria, con un sorprendente barranco, con crestas y pináculos del
barranco de Las Cárcavas, fotos, cuidadin al aproximarse, no me fio de la
solidez de los bordes arcillosos ni de que, con la humedad, no puedas escurrirte.
La senda bordea Las Cárcavas por
su parte izquierda, seguimos el camino hacia la izquierda hasta encontrarnos
con una pista-senda más amplia que
procede de nuestra derecha y que tomamos hacia la izquierda, se ve al fondo, el
giro hacia la izquierda, para volver que irá tomando la pista-senda hasta
llegar a otro cruce que seguimos hacia la izquierda y que lleva hasta una separación de la pista principal en otra
más estrecha hacia la izquierda, que es la que tomamos y que nos llevará a
unirnos con la pista-senda-restos-de-carreterilla que tomamos al principio en
la subida, seguimos por ella, haciendo grandes curvas y teniendo siempre a
nuestra derecha y, a veces, a nuestra izquierda los puentes y la vista del
canal del Jarama, esa gran obra que construyó el Canal de Isabel II.
Llegamos a la Casa de La Lastra
de servicio y control del Canal de Isabel II y seguimos en bajada, ya con
vistas de la senda que subimos hasta la base del Pontón de la Oliva, con zonas
de escalada con el consabidito, cada vez lo entiendo menos, cartelito de
“prohibida la escalada”, parece ser que para no molestar a los animalitos, en
fin, todo prohibido.
En resumen una ruta circular de
un nivel moderado, de 11,3 kilómetros, con un desnivel acumulado positivo de
370 metros, una altitud mínima de 706 y máxima de 996.
Algo más de tres horas, con dos
horas y media largas en movimiento real y, para colofón unos buenos huevos
fritos con su morcillita y su choricito en Patones de Abajo, teníamos ganas.