Sigo dándole caña a la colección
de libros que compre hace dos años acerca de turismo rápido por ciudades
europeas en 48 horas, esta vez le ha tocado el turno a Venecia, parada obligada
cada vez que voy a esquiar a Dolomitas.
Al principio no te das cuenta,
pero hay un momento en que eres consciente de que estás en una ciudad sin
tráfico rodado, sólo los autobuses de línea que llegan a la ciudad, a la
Piazzale Roma, además de la fenomenal red de transbordadoras municipales que
representan el transporte colectivo.
Los hoteles deberían tener una
estrella menos de la que indican, pero bueno son todos así, hay que saberlo es
algo bastante normal en Italia, tomé uno cerca de la Plaza de San Marcos, una
hora tarda el transbordador desde el aeropuerto hasta la parada de Plaza de San
Marcos, por tanto lo primero que hice fue ir a la Galería de la Academia, quizá
una de las pinacotecas mayores el mundo, no se ve en una tarde, sin duda, pero
bueno no tenía más tiempo, pequeña caminata para llegar a la increíble Basílica
de Santa María de la Salute, vuelta hasta el centro y a pasear por la Plaza de
San Marcos (cafetito en el café Cuadri, imprescindible, pero cinco euros) y sus
alrededores, plaza de San Marcos y su Basílica es curioso pero la Plaza de San
Marcos es la única que lleva el apelativo Piazza, las restantes se denominan
Campo, Palacio Ducal, Puente del Sospiri, la subida al Campanile, Torre
dell´Orologio, Plaza de San Pedro, Puente Rialto, el más famoso de Venecia, y
el paseo por sus estrechas callejuelas, cena temprana (espaguettis con almejas,
para chuparse los dedos) y nuevo paseo por la Biblioteca Sansoviniana,
Campanile, Opera, Arsenale, San Giorgio Maggiore, Santa Maria della Salute, Campo
de Santa Margherita con su diario mercado matinal, Campo de San Nicolo con su
iglesia, Campo de San Bernabé de forma rectangular, etc...
Al día siguiente empecé la mañana
paseando por el mercado de la zona de Rialto zona de tiendas en la Strada Nuova,
y como no, paseíto por la comercial Vía
Garibaldi llena de tiendas y bares, después tomé el vaporetto para ir a
Cannaregio, en la zona norte del Gran Canal, bajada paseando hasta el gueto
judío, después transbordador municipal desde San Zaccaría, cerca de Plaza de
San Marcos hasta la Isla de Torcello, y visita a la Basílica de Santa María
dell'Assunta.
De nuevo el transbordador hasta
la isla de Murano y ver sus fabricas de cristal, desde aquí el transbordador al
aeropuerto donde me esperaban los compañeros del Club Alpino para subir en el
bus a Dolomitas, no tuve tiempo de visitar la isla de San Michele,
sorprendente, una isla que es sólo un cementerio.
De nuevo el transbordador hasta
la isla de Murano y ver sus fabricas de cristal, desde aquí el transbordador al
aeropuerto donde me esperaban los compañeros del Club Alpino para subir en el
bus a Dolomitas.