Salimos tranquilos de Madrid, un
viaje placentero hasta el refugio de Gabardito, parándonos a comer
tranquilamente contemplando los Mallos de Riglos y visitando los lugares de
interés que pudiéramos ir atravesando, como el Monasterio de San Pedro en Ciresa,
así hasta llegar a buena hora al Refugio de Gabardito, para hacer una actividad
en la que tenemos puesta una buena dosis de ilusión y que, a la postre, nos dio
sus luces y sombras, luces indudables en cuanto a las zonas recorridas, sombras
en cuanto a la actuación de los diferentes refugios, refugios que no están mal,
máxime cuando además todos ellos, salvo Arlet, tienen acceso de vehículos, pero
cuya atención pasa de regular a mala o muy mala, salvando únicamente al
Albergue de Aysa en Somport.
Para comenzar la primera etapa de
9,7 kilómetros sin subir al Bisaurín, un buen desayuno en el refugio, la cena
estuvo bien, estábamos diez personas y nos juntan en una misma habitación de
doce, dejando las restantes vacías, que manía. Bueno, arrancamos a 1380 metros,
por la zona del aparcamiento, junto al refugio y, enseguida, una pista (GR
11.1) en dirección Este que, a su derecha, tiene una magnífica fuente y
comenzamos la subida hacia el paso por el Puntal de los Porquez, dejando detrás
nuestra la estación de esquí de fondo de Gabardito, y enfrente nuestra, el
macizo de Aguerri, seguimos la ruta
hacia los pastos del Plan de Dios te Salve, todo ello bien indicado con franjas
verdes y amarillas, las marcas de la senda, y coincidiendo al tiempo con las
rojas y blancas del GR-11, así subimos hasta un collado a 1710 metros para
entrar en los pastos del Plan d'Aniz , pasando junto al refugio vivac de Plan
d'Aniz, el segundo, antes dejamos el de Dios te Salve, una nueva cuesta hasta
los 1935 metros, una nueva falsa llaneada y suave subida hasta el collado del
Foratón, cerca de dos horas y media y aquí, lo normal es bajar al refugio de
Lizara y hacer una etapa de cuatro horas, más o menos, o subir al Bisaurín,
dicho y hecho, a por él, ahora en verano una senda muy evidente, con bastantes
hitos, pasando una buena pedrera, y haciendo cima en otra hora y cuarto, otros
tres cuartos de hora de bajada y, hacia Lizara siguiendo el GR-11, total del
día seis horas y media, buen tiempo y fenomenal la zona.
Estuve hace tiempo en Lizara para hacer el Bisaurín desde allí y lo recuerdo como un sitio encantador, hay nuevos
encargados que atienden con unas buenas dosis de despotismo, una cena, bueno
diremos que bien y un pobrísimo desayuno.
Arrancamos para la segunda etapa
de 17,6 kilómetros, pasadas las ocho de la mañana desde los 1520 metros de
altura del refugio, la senda del día se inicia volviendo atrás por la bajada de
ayer (GR 11.1), unos 400 metros, atentos
porqué ahí sale hacia nuestra derecha una desviación con un hito y la señal
amarilla y verde por donde empezaremos la subida del día, hasta dejar a nuestra
izquierda el refugio vivac de Ordelca, siempre dejando a nuestra izquierda los
picos del Plano de Fetás, a nuestra derecha el Achar de Cutiellas, la senda
está bien marcada, siempre en subida hasta que, a 1975 metros de altura, nos
encontramos con la singular Caseta de Vernera, otro refugio vivac en el camino,
unos diez metros de desnivel más para llegar a las llanuras del Paúl de
Vernera, por donde transcurre el Arroyo de Vernera, giramos nuevamente hacia el
oeste hasta llegar al Puerto de Vernera, a 2115 metros, impresionante, a
nuestra derecha y enfrente el Circo de O
Ibón, giramos a nuestra izquierda descendiendo hacia las llanuras del Valle de
los Sarrios, estamos solos en estas llanuras, que relax, que preciosidad.
Al final del valle de los Sarrios
giramos hacia la izquierda siguiendo el GR-11, sin subir la loma que tenemos en
frente, aunque hay hitos, yo lo subí y me enmarroné un poco, Félix siguió las
marcas del GR doblando las montañas y nos encontramos con el Ibón de Estanés,
en la bajada hay que poner atención, no hay que llegar hasta abajo, hay un giro
a la derecha. Una duda ¿un bañito?, no, mejor seguir, si nos paramos ahora
luego nos pasará factura y aún nos queda un buen trecho.
Dejamos a nuestra izquierda el
Ibón y seguimos por el GR-11, una suave subida hasta el Puerto de Estarés a
1790 metros y, en la bajada, atentos, un hito y una indicación verde y amarilla
nos indica una desviación hacia nuestra derecha, si seguimos de frente nos
metemos en territorio francés y perderemos la senda de ida, senda que nos baja
hacia el circo del Aspe, hacia un impresionante bosque en el que nos
adentraremos para bordear, por delante, todo el circo del Aspe, saldremos del
bosque, cruzaremos una pedrera, la Chorrota del Aspe, volveremos a bajar,
volveremos a subir, a veces entramos en terreno francés, siempre por el GR-11
hasta llegar a las praderas de Causiat, donde dejaremos, a nuestra derecha, el
GR-11, con el que habremos coincidido de nuevo, de nuevo unos hitos verdes y
amarillos, nos indican la senda a seguir, el camino está poco marcado y es
fácil perderlo, no hay problema, siempre dejaremos a nuestra derecha las pistas
de Candanchú, y de frente, veremos el Alto de Santa Cristina a donde hay que
dirigirse, lo bajamos y estamos en Somport en algo más de seis horas para cerca
de 19 kilómetros.
Buena cena, buena atención, buen
desayuno en el Albergue Aysa en el solitario y abandonado Somport, punto de
partida también para algunos ruteros del Camino de Santiago. Salimos prontito,
la senda no está bien señalizado, pero con las indicaciones no tiene pérdida,
cruzamos la antigua frontera con Francia, bajamos por la derecha de la
carretera, llegamos a un aparcamiento y cruzamos la carretera N134 que lo
bordea por debajo donde vemos un sendero que comienza la bajada (coincide con
la señalización para el Camino de Santiago, 65.3).
Enseguida nos metemos dentro del
mar de nubes que ya nos acompañará durante todo el recorrido por tierras francesas,
bajando hasta llegar a la Cabane (granja) Racheu, giramos a la izquierda unos
100 metros por la carretera, una pequeña pista de hormigón y tomamos un sendero
hacia la derecha que nos adentrará en el espectacular bosque de Sansanet (ya en
Francia la señalización no es GR, sino HRP), en el que, tras unas cuantas
subidas, llegaremos a una explanada en la que hay que girar, bien indicado,
hacia la derecha, a partir de aquí, al bosque sólo le faltan los gnomos, es
bellísimo. Así llegamos a un cruce con la vía circular que recorre el Valle de
Aspe, la guía, en español, nos dice que giremos a la derecha hasta encontrar
otra desviación a la derecha, ¡está
equivocada!, en la versión francesa lo dice bien, ¡es hacia l izquierda!, vale,
pues nada, nos perdemos hasta llegar a un aparcamiento, cruzamos un puentecito
por encima del arroyo del Aspe y enlazamos de nuevo con la HRP (GR francés),
bien, nos hemos perdido una pequeña parte del recorrido auténtico, no hay
problema, a seguir.
El camino es esplendido, dejamos
a nuestra izquierda el Puntal del Taxo, el Maspetres, casi no los vemos por las
nubes bajas, a veces la senda va por praderas donde no hay sendero, a veces se
introduce por el bosque, así hasta llegar a un plano al que hay que bajar para
volver a subir por una senda a través del Bosque Comunal del Borce, un pequeño
aparcamiento abajo, nueva bajada hasta los 1500 metros, nueva y empinada subida
hacia el bosque de Espelunguere siguiendo el HRP, más cabañas de ganado y así
llegamos hasta el Col de Lupachouaou a 1850 metros, otra bajadita y subidita
hasta llegar al final de la etapa, a 2000 metros justos, el refugio y el lago
de Arlet en poco menos de siete horas, la felicidad dura poco, ¡aquí no hay
duchas!, vale me baño en la laguna, ¡sacudan los sacos sábana antes de entrar,
no queremos chinches!, vale ¿una cervecita? ¡si, pero de bote y casi caliente!,
vale la litera junto a la ventana ¡no, ya están asignadas!, pero si somos
cuatro gatos, ¡mala cena!, ¡la responsable como amargada!, ¡pésimo desayuno!, hasta
nunca.
A ver qué tal la cuarta etapa, después
de salir asqueados del refugio de Arlet y acompañados por un nuevo y fantástico grupo de cuatro amigos talaveranos Juanpe, Mario, Nacho y Antonio a los que ya conocimos en Somport y con los que a punto estuvimos de coincidir también en el Tour del Mont Blanc del año pasado y con los que esperamos y deseamos compartir nuevas experiencias montañeras, bajada hacia el lago y giramos a
nuestra izquierda intentando seguir el aliviadero del lago, nuevamente el HRP,
empezamos con bajada con las vistas hacia el valle y bosque de Belonee, tapado
por el mar de nubes, estamos por encima de él, más bajadas, más subidas hasta
el Col de Saoubathou a 1965 metros, suaves subidas, suaves bajadas hasta llegar
al Pic de Burcq, aquí hay que girar a la derecha, vaya una vaca tumbada en la
misma desviación, no la vemos y seguimos, media hora de bajadas y cuando caemos
en cuenta de que no vamos bien, media vuelta, ¡más subidas!, ¡más madera!, la
vaca sigue ahí pero esta vez sí que lo vemos, nuevas bajaditas y subiditas y
llegamos al Puerto de lo Palo, a 1940 metros, se junta con una de las rutas del
Camino de Santiago y tomamos una empinada bajada que ya nos mete directos en el
mar de nubes, pasamos varias granjas, bajamos por la margen derecha del río
Labrenere, por un genial bosque hasta llegar a un parking y poco más para
llegar al Camping Lauzart, nuestros cuatro amigos talaveranos optaron desde aquí por seguir por dentro del bosque, quizá un cuarto de hora más de ruta y su comentario fue que pasaron por un increíble bosque de helechos. El final del día en seis horas y media después de
andar 19,5 kilómetros, ducha y nos acercamos hasta Lescún, queremos entrar en
alguna villa, ohh un bar, vale una cervecita y a ver el final de la etapa del
Tour, cena y a dormir.
La quinta etapa, nuevamente con nuestros amigos talaveranos, promete ser dura,
ayer bajamos hasta los 860 metros y hay que empezar a subir, los primeros
kilómetros van por carreteritas hasta llegar al Pont de Masousa, por las marcas
del HRP, ya estamos a 1150 metros, subimos siguiendo la margen izquierda del
río Ansabére hasta llegar a Pont Lamary, poco vemos a través de las nubes
bajas, así que nos conformamos, y no es poco, con el paisaje de los bosques que
atravesamos hasta llegar a unas praderas desde donde a nuestra izquierda sí que
distinguimos el Pic Pouré de Lamary de 1905 metros, giramos hacia la izquierda
en las praderas y, de nuevo a través de un frondoso bosque subimos hasta llegar
a las granjas de Ansabére, donde poco antes de llegar hay un cartelito que te
anuncia que hay perros guardianes que pueden morder y que recules o que rodees,
toma ya, no hacemos mucho caso y seguimos, vemos los perros pero también al
pastor, lo que nos tranquiliza, pasamos tranquilamente.
Subida durilla, entramos en las
nubes y pasamos pedreras y pedreras sin poder ver nada, casi al llegar al
collado del Petrechema, a 2085 metros, podemos distinguir algo de la parte alta
de las Agujas de Ansabére, que lástima, este era uno de los puntos que más
ilusión me hacía contemplar, bueno, esto es así.
Al llegar al collado ¿qué
hacemos?, tiramos hacia el refugio o subimos el Petrechema, no hay color,
venga, hacia arriba, bien de hitos, de todas formas el objetivo está claro,
subida pendiente, y de vez en cuando, espectaculares fotos hacia nuestra
derecha, hacia el mar de nubes en Francia y a la parte alta de las Agujas de Ansabére,
llegamos a la cima en una hora pasadilla, a 2371 metros de altura, fotos del
entorno, hacia un lado el Sobarcal y el Acherito, y en contrario la Mesa de los
Tres Reyes.
La bajada la hacemos por el
camino de la subida clásica desde el refugio de Linza, suave y, rápidamente
llegamos al collado de Linza donde la senda se une con la que, por nuestra
derecha, viene de la subida a la Mesa de los Tres Reyes, un descansito y
seguimos la pesada bajada hasta el refugio de Linza, a 1340 metros, esta etapa
de 16,6 kilómetros, puede hacerse en siete horas, hemos tardado ocho y pico
incluyendo la subida al Petrechema.
Nueva y desagradable sorpresa en
Linza, es sábado, está atestado de gente que sube a hacer el día con la subida
a alguna de las cimas cercanas o, simplemente a pasar el día por la zona del
refugio, pero lo peor, un grupo de unas treinta personas, ya adultas que se
creen los dueños del refugio, a gritos, bebiendo sin parar, cánticos torpes en
la cena y discusiones entre ellos al meterse en sus habitaciones a dormir ¡que
poco civismo !, pero la respuesta de los del refugio es de anotarla por lo
esperpéntica ¡este año ha sido malo y estos nos dejan un buen dinero!, toma ya.
Desayunamos pronto, a las seis y
media y atacamos la etapa ¡reina! de la senda, Linza Gabardito, con varias
opciones, elegimos la clásica: por Zuriza, por delante nos quedan nueve horas y
media según la guía, aunque conseguimos hacerla en menos, pero eso sí, los 1700
metros aproximados de desnivel acumulados son serios.
Una primera bajada de tres
cuartos de hora, por la carretera que nos lleva hasta el camping de Zuriza, y
aquí nos desviamos hacia nuestra izquierda, siguiendo el GR-11, aquí convertido
en pista forestal paralela al barranco del Petraficha, hasta llegar muy
cómodamente a la planicie de Texeras, un puente a nuestra derecha y comenzamos,
hacia nuestra izquierda, una larga y pesada subida, de 3,5 kilómetros y de 700
metros largos de desnivel, al principio por zona boscosa, después dejando un
par de fincas ganaderas y al pasarlas, dejando el GR-11 para seguir por
evidentes senderos hasta los 1930 metros
del espectacular cortado del Acher de Alano entre la Sierra del Alano, las
vistas hacia atrás merecen la pena, más o menos llano a partir de aquí hasta un
nuevo refugio vivac, y desde aquí, siguiendo el Estrecho de la Ralla, una buena
bajada hasta un nuevo vivac (la Reclusa) a 1295 metros, pista forestal, que
tomamos hacia nuestra izquierda, atentos, y en unos 400 de metros, de nuevo
hacia nuestra izquierda , comienza una senda, la PR HU-22, de empinada y
constante subida a través del frondoso hayedo
de Furno, hacia el Collado de Lenito, a 1716 metros, arriba, espectacular,
ahora vemos, hacia nuestra derecha, que es la dirección a seguir, la Boca del
Infierno abajo y la subida, de nuevo por el GR 11.1, que desde el Puente de
Santana, en la carretera de Echo a Oza, a 940 metros, nos llevará hasta el Refugio de
Gabardito a 1380 metros, final de esta etapa de 23 kilómetros y de la Senda.
La bajada fea y pesada, se nos
hace larga, marcas amarillas que hay que seguir con atención para no hacerla
más larga aún.
¿Qué hacemos, nos quedamos a
dormir en Gabardito?, no, la senda espectacular, ha merecido la pena, pero los
refugios no, coche, carretera y a casa.
Las fotos de la actividad.