lunes, 29 de julio de 2019

Yordas



Fuimos a Riaño con la intención de subir al Gilbo una vez más y algo más, el mal tiempo nos hizo cambiar los planes y, por ello decidimos subir al pico Yordas, buena decisión, una subida que nos encantó, durilla, algo larga tal y como la hicimos nosotros, pero gratificante.

Nos fuimos a primera hora desde Riaño hasta Liegos, perteneciente al municipio de Acebedo en la orilla del río Esla, y a una altura de 1130 metros, allí aparcamos, hay una pista forestal, en bastante buen estado que llega hasta Lois y Acebedo, también llamado Camino de San Pelayo, siempre dejando a nuestra izquierda el arroyo Valverga, suaves subidas y alguna que otra bajadilla, pero una pista no difícil para hacerla con coche, bueno, no lo sabíamos, así que otros cinco kilómetros más de ida y otros tantos a la vuelta por la pista forestal.

Salimos de Liegos, en el valle de Valdeburón, aún con la niebla que, casi a diario se levanta por las mañanas debido a la proximidad del pantano de Riaño, siguiendo las indicaciones de PR-LE-32, en poco más de diez minutos pasamos un paso canadiense y, en poco más de media hora, pasamos por una barra de paso de vehículos, otros cinco minutos largos y pasamos un nuevo paso canadiense y, en una hora llegamos a una especie de aprisco a nuestra izquierda, una subidita y, enseguida la pista gira hacia la derecha y, hacia la izquierda sale un evidente camino que tomamos y que, inmediatamente, cruza el río Valverga, un pequeño prado, de Los Portales y, enfrente comienza otra pista de ascenso, llevamos una hora y cuarto de camino.

Una bellísima ascensión entre los hayedos del bosque de Tendeña, una pista muy empinada, con muchos zig-zags, a las dos horas y cuarto desde la salida, a nuestra derecha una fuente (llamada del Tejal) y, enseguida, atentos, en una bru

sca curva hacia la derecha, por la izquierda sale una senda, poco visible a pesar de que en un árbol hay una maderita indicando la dirección hacia el Pico Burin o Yordas, en esta zona de bosque, más bella aún, si cabe, que la anterior, algunos claros nos permiten ver el Macizo de Mampodre, los llanos de Maraña o, al fondo, los Picos de Europa.

Salimos del bosque y la senda por donde vamos, alguna pintura amarilla, buenas señalizaciones de hitos y la primera cima que bordeamos por la derecha para llegar detrás de ella, hasta llegar al collado Baguyoso, con un bonito balcón a la derecha para hacer fotos de la zona del pantano y del Gilbo, desde el collado seguimos bordeando y en continua subida nos parece ver la cima, no, no es esa, cuando llegamos vemos que está detrás, cerca pero detrás, un esfuerzo más y llegamos a los 1964 metros de la cima señalizada con una cruz, llevamos cuatro horas justas desde Liegos y 1150 metros de desnivel positivo acumulado, espectacular, las vistas son tremendas, Picos de Europa, Macizo de Mampodre, Riaño, Espigüete.

Bajada por el mismo camino hasta Liegos en tres horas


domingo, 21 de julio de 2019

Ruta de los embalses de Madrid


Ruta que recorre la zona de los embalses de Madrid, desde el de Puentes Viejas y pasando por  El Villar, por El Atazar y por el que pudo ser y no fue del Pontón de la Oliva. Desde Buitrago del Lozoya hasta Patones. Esto me hace admirar, más si cabe, estas fastuosas obras, no olvidemos que antes de que se hicieran Madrid dependía de cerca de un millar de aguadores y que cada madrileño usábamos alrededor de 10 litros de agua, ahora cada madrileño pasa del centenar de litros.

En esta ocasión con el coche y parando en cada uno de los puntos importantes de un recorrido de cerca de cincuenta kilómetros, y he conocido la interesante ruta circular del Genaro, de algo menos de setenta kilómetros que pueden hacerse tanto a pie como en bicicleta, una actividad de futuro.

Empecé en Buitrago de Lozoya con su muralla medieval de más de 800 metros de longitud, junto al río Lozoya, un fenomenal paseo, me quedó pendiente visitar el museo Picasso, la iglesia de Santa María del Castillo con sus iconos y, desde luego, un paraíso del asador.

Paso por el magnífico Pinar de las Gariñas en dirección a Manjirón, donde se ha rodado alguna parte del  Señor de Los Anillos, desde donde continuo hacia Cervera de Buitrago con su magnífico Club Náutico, al llegar te puedes imaginar que estás llegando a alguna cala mediterránea.

El Berrueco es, quizá, el más importante de los pueblos de la ruta, en los bordes del embalse del Atazar, merece la pena la parada y visitar la ciudad, con la Iglesia de Santo Tomás, La Atalaya, el Crucero de la Iglesia, La Cantería, con buenas rutas de senderismo en sus alrededores.

Sigo a través de buenas carreteras hacia el embalse de El Atazar, cruco por encima de la presa y, en otros tres kilómetros llego a El Atazar, el paraíso del motero, pero también merece la pena poderse dar unos paseos, sobre todo hacia la Dehesa Boyal.

Vuelvo a cruzar la presa de El Atazar y, según subo la empinada carretera, hacia mi izquierda la carretera hacia Patones de Arriba y de Abajo, llegando a la presa del Pontón de la Oliva, nunca pudo llenarse porqué después de terminada el terreno calizo dejaba escaparse el agua, hoy en día paraíso de la escalada, donde se mezclan los seguros de escalada con las terroríficas argollas donde se encadenaba a los cerca de 2000 presos que la construyeron.

El paseo por Patones de Arriba merece la pena, pero en fin de semana más vale dejar el coche en Patones de Abajo para evitar la masificación de vehículos en las cercanías de Patones de Arriba.
Comida en Patones de Abajo y vuelta a casa.




sábado, 20 de julio de 2019

Mirador de La Gallarza


Bonita subida desde el Puente de La Cantina, junto al río Eresma, a 1365 metros de altura hasta el Mirador de La Gallarza (también denominado como Mirador del Puerto de Navacerrada) a 1895 metros, con un desnivel total acumulado de 750 metros de 12,2 kilómetros en constante subida, a veces bastante empinada y que, sin paradas, nos ha llevado cerca de tres horas y media siempre a través de los espectaculares pinares de Valsaín y paralelos al Arroyo del Telégrafo en sus inicios.

Aparcamos junto al puente de la Cantina, sobre el río Eresma, a 1350 metros de altitud, en la bajada desde el Puerto de Navacerrada hacia La Granja y una vez pasadas las Siete Revueltas.

Una senda paralela a la margen izquierda del río, conocida como la senda de las Pesquerías, con puerta y junto al puente que, en pocos metros nos lleva a una pista forestal asfaltada que viene desde una curva un poco más arriba, pista que, señalizada como GR 10.1 voy a seguir.

Todas mis indicaciones previas acerca de esta ruta me indicaban que pasaría en, más o menos un kilómetro y medio por la Casa de La Pesca, bien ya no existe ninguna Casa de La Pesca, lo más es una explanada usada para el tratamiento de troncos de los pinos.

Seguimos por la pista forestal asfaltada, en suave ascenso, con el arroyo Minguete a nuestra derecha y, en tres cuartos de hora desde la salida, hacia la izquierda, antes de un puente que pasa por encima del arroyo del Telégrafo, sale un camino evidente, en suave subida, el camino se aleja del arroyo dejándolo a nuestra derecha y, a trocha, nos aproximamos de nuevo hasta el arroyo, una senda lo cruza a su margen izquierda, en breve volvemos a cruzarlo a la margen derecha, la pendiente se hace más empinada, en algunos puntos bastante empinada y el arroyo va quedando encajado en el fondo del barranco. En media hora más, algo menos de una hora en tot

al alcanzamos una pista forestal que arranca de la carretera de Navacerrada, de las Siete Revueltas. La carretera cruza sobre el arroyo y, enseguida, vemos una “pista” muy empinada, de  las hechas por los madereros, que sale hacia la izquierda.

Seguimos por esta ¿pista?, siempre muy empinada, siempre tomando la opción de más a la izquierda, hasta cruzarnos con la senda que lleva a las antiguas zonas militares de Los Cogorros  al final de la Pista del Telégrafo, esta senda, en pocos minutos nos deja en el Mirador de La Gallarza, tres horas cortas de subida, magníficas vistas hacia Bola, Maliciosa, Peñalara y Valsaín.

Bajamos, a través de las instalaciones militares, al Puerto de Navacerrada y allí re cogemos el otro coche para irnos a dar un homenaje de judiones de La Granja.



jueves, 11 de julio de 2019

Roma


 Clásica escapada de fin de semana que nunca defrauda, aunque en esta ocasión, mes de junio la cantidad de turismo agolpado en Roma es brutal y me hace desmerecer la visita, francamente, hoy en día, desde el “cuarenta de mayo” hasta la segunda semana de septiembre, el turismo a determinadas capitales de Europa se hace desagradable.

No sólo la enorme cantidad de vuelos LowCost, ojo, entre los que me incluyo, pero sobre todo el nuevo turismo de macrocruceros, que llegan a un puerto (Ostia en este caso) y te sueltan miles de turistas de golpe que colapsan estas ciudades portuarias.

En cualquier caso, un primer día entre el vuelo, entre el traslado al hotel y luego un buen paseo, Plaza Venecia con el Vittoriano, los museos capitalinos, el Foro Imperial, el del Medievo, la columna de Trajano, el área sacra, el Teatro de Marcelo, Basilica Giulia, toda una tarde completa hasta la cena.

El segundo por San Pedro, el abarrotado lineal Museo Vaticano, el pleno en la Capilla Sixtina, San Pedro In Vincoli, el Moisés de Miguel Ángel y la comida en zona turística abarrotada, después el Coliseo, las Termas, Palatino, un spritz en la isla Tiverina y cena en el Trastevere, oh sorpresa, también abarrotado.

Una mañana dedicada a la Plaza España, La Trinitá Di Monti por la escalinata de subida desde Plaza de España, la Fontana Di Trevi donde no había ni un centímetro libre, Panteón, Plaza Navona y … adiós, adiós, ciao, ciao, mejor otra vez con más tranquilidad ¿enero?.



domingo, 7 de julio de 2019

Gilbo


El conocido como Cervino leonés, posiblemente la cumbre emblemática de la montaña leonesa, sus 1679 metros (aunque en la cima hay una placa que indica 1674) son grandiosos, una espectacular y divertida subida, con unas geniales vistas en todo su trayecto.

Nueve kilómetros y medio entre subida y bajada, 645 metros de desnivel acumulado desde los 1088 metros de altura del aparcamiento junto al Viaducto de Riaño y cuatro horas de actividad entre la subida y la bajada, con una dificultad media.

Aparco en el aparcamiento que hay a la derecha de la carretera justo antes de iniciarse el viaducto que me llevaría a Riaño (hay otro a mi izquierda unos metros antes), enfrente comienza una amplia pista pegada al pantano por la que, en poco más de diez minutos, comienza una senda a la izquierda, en ascenso desde el principio que, inmediatamente, nos adentra en el bonito Hayedo de Vallarqué.

Subimos por un evidente camino, a veces tapado por la hojarasca, con hitos, media hora larga más y el hayedo se acaba, a nuestra izquierda una cerca, el camino sube pegado a la cerca, unas veces por la izquierda, en otros momentos por la derecha, la senda se oculta con los matorrales, y llevando pantalones cortos los arañazos son constantes, en cualquier caso al fondo está el collado de La Pedrera, es fácil de alcanzar, al salir de la zona de matorral hay un camino evidente y algunos hitos.

Una hora desde el aparcamiento hasta tocar la caliza, no obstante, siempre me pasa igual llego a la base y elijo la subida equivocada, se me complican los trepes, pero no son insalvables, al final llegamos al camino adecuado.

Desde el collado de La Pedrera las vistas hacia atrás son espectaculares, el pantano, el pueblo de Riaño, más lejos el inconfundible Espigüete.

La senda sube por la parte de atrás (visto desde Riaño)

del Gilbo, la cara Oeste, siempre pegado a la pared del Gilbo, la subida no es difícil, pero aquí no se permiten fallos, la verticalidad es máxima, lógicamente con humedad no se puede pisar el césped, hasta llegar a un balcón con unas fenomenales vistas hacia Las Pintas, a la izquierda la precima a la que subimos para disfrutar de las vitas, a la derecha la cima final.

Impresionante, por el lado contrario a la subida, la cara Sur, la arista de la Peña de Los Serrones (otra opción para ascender en otra ocasión), siguiendo la vista circular el dique del embalse y, más allá la Sierra de los Villares, Peñas Pintas con sus 1900 metros, los Picos de Mampodre, próximo objetivo en la zona, el pico Yordas y, detrás, Picos de Europa, hacia el Este El Espigüete.

La bajada la hacemos por la misma ruta aunque hora por la canal correcta desde el collado de La Pedrera para no liarnos



jueves, 4 de julio de 2019

Sur de Italia


Antes estuve en Roma, esta parte del Sur de Italia, con base en Nápoles, puede hacerse con alguno de los múltiples tours que desde allí se organizan, por ejemplo Special Tours, el recorrido que hice fue Nápoles, Caserta, Pompeya, Capri, Sorrento, Costa Amalfitana con Positano y Amalfi y Saleerno.

Bien, lugares de mucha belleza y de amplio contenido cultural e histórico, pero con sus luces y sombras.

Nápoles, visita al centro histórico y poco más, sensación de inseguridad, gran suciedad, no me llenó, una noche ya vale.

Caserta, espectacular el Palacio tanto en el interior, merece la pena contratar un circuito guiado, como en el exterior y espectaculares sus jardines a los que conviene preparar una visita de hora y media para disfrutarlos, se pueden pasear a pie, en bici de alquiler a 4€ la hora a día de hoy o en microbuses que los recorren, merece la pena llegar hasta la cascada.

Capri, una belleza de isla, subir andando, comer en algún restaurante con vistas, patear sus callejuelas, bajar en el funicular y hacer la vuelta a la isla en los barcos que organizan sus circuitos desde el mismo puerto de Capri.

Pompeya, espectacular, paseas por una verdadera ciudad romana del siglo I, muy bien conservada después de que Carlos III por entonces Rey de Nápoles, financiase el inicio de las excavaciones.

Sorrento, donde pararse a comer y recorrer sus calles a las que merece la pena dedicar una jornada.

Después la costa Amalfitana, por una estrecha carretera que, en sesenta kilómetros tiene 1600 cerradas curvas, con constantes maniobras de los pequeños autobus

es y furgonetas, llegada a Positano, precioso pueblo de costa donde abandono el autobús para hacer la mayor parte del recorrido, hasta Amalfi, en barco.

Nuevamente autobús para llegar a Salerno, otra bonita ciudad mediterránea y, una jornada más para recorrer la Cueva del Ángel que, como cueva no va más allá, pero que tiene la diferencia de un pequeño lago interior que se recorre en barca y ya, para terminar, las ruinas de Paestum a las que merece la pena dedicar otra media jornada.

No esperemos playas donde descansar, acantilados donde están las residencias de fortunas y que ves desde lejos y, las pocas playas que podamos encontrar, pequeñas y de arena volcánica.

Todo es caro en comparación con los precios de España y, sobre todo, las cervezas y las comidas.