Es la cumbre más alta de África con sus 5.895 metros de altitud, solitaria, altiva ya desde sus primeras imágenes y con una gran variedad de paisaje en todo su recorrido. Simplemente impresionante.
Para los montañeros técnicos no es ésta la montaña en la que desempolvar todas sus habilidades, es una montaña 100% trekking.
El Kilimanjaro puede describirse en cinco grandes zonas que, además, están perfectamente definidas cada 1000 metros de altura.
Hasta llegar a los 1600 metros de altura es sorprendente encontrarte con una intensa área de cultivo, con impresionantes plantaciones de plátanos, café, té, etc..
A partir de los 1700 metros y hasta los 2700 nos encontramos con un frondosísimo bosque que circunda todo el Kilimanjaro. Tuve la suerte de encontrar en la subida un poco de niebla, y es increíble el pasar de una sensación de densa selva africana a una sensación de fantasmagórico bosque británico. Los guías nos indicaron que podríamos encontrarnos en raras ocasiones con algún animal salvaje, pero lo único que vimos fueron colonias de monos en los árboles más altos y muy difíciles de ver, ya que enseguida se esconden; creo que habría más especies, pero tienen ellos más miedo al hombre que nosotros a ellos.
Desde los 2700 metros y hasta cerca de los 4000 de altura, el paisaje cambia paso a paso a sabana de altura, más seco, más frío y con heladas nocturnas, pero, aún así, es increíble ver esas extrañas lobelias gigantes y, sobre todo, las senecias gigantes.
Ya desde los 4000 metros surge el desierto de alta montaña con unos rayos solares de los que hay que protegerse con factor 65 al día y muchísimo frío en la noche.
Y, por último, desde los 5000 metros nos envuelve un clima típicamente ártico, con temperaturas bajo cero toda la noche y una tremenda radiación solar durante el día.
Nada más llegar a Tanzania, en la noche, al aeropuerto de Kilimanjaro, 50$ de pago del visado y las agencias esperando a los turistas (montañas, safari, etc...). Es entonces cuando empiezas a percibir la sensación POLE POLE, despacio en swahili, que será la frase que más escucharás en todo el viaje: todo es tranquilo y sin prisas.
Nos llevaron al hotel SPRINGLANDS en Moshi, muy tranquilo, donde tuvimos una cena en un jardín típico africano (mosquitos desde el primer día en esa altura, ya desde la llegada hay que aplicarse el Relec extrafuerte). Los hoteles para turistas son como pequeñas fortalezas en su exterior y con un magnifico interior. Y, a la mañana, la sorpresa: entrando en el hotel varios 4x4 están listos para recoger a los turistas que llevan a los safaris y uno para los que vamos al Kilimanjaro. Después de un suculento desayuno en el buffet del hotel tenemos por fin la gran impresión de ver, justo enfrente de nuestro hotel, el majestuoso Uhuru Peak (Kilimanjaro( y a su lado el impresionante Mawenzy, seguidos, ya que no hay más montañas.
En el trayecto vas observando y preguntando acerca de la forma de vida en Moshi y Arusha, las dos ciudades más importantes de la zona, y te sorprendes por todo: todos los niños van a los colegios, todo el mundo habla inglés perfectamente (son bilingües), conviven perfectamente las diferentes religiones sin fanatismos de ningún tipo (Islam, hindúes, luteranos, cristianos...). Al final siempre te queda la duda sobre quién está más acertado, ellos por conservar sus culturas y sus raíces familiares o nosotros con nuestro desmedido crecimiento y consumismo.
Llegamos a la entrada del parque del Kilimanjaro, donde es obligatorio registrarse y donde nos esperaba el guía que nos acompañaría en todo el recorrido. Allí, de repente, se formó un tremendo maremágnum de gentes (impresiona bastante, ya que parece que están chillando y no es así, es que hablan el swahili desde el pecho y el sonido es como si estuvieran cabreados, pero no es cierto, en seguida aprendes la segunda frase más usada en swahili “akuna matata”, es decir “no hay problema”). Ese maremágnum es para formar equipos. Cada guía contrata a un cocinero y a un número determinado de porteadores (dos en nuestro caso). Dos horas después (pole pole), comienza la ascensión por una maravilla de paisaje de jungla, al principio con caminos y, más adelante, con senderos para ascender desde 1700 metros hasta 2720 metros con 12 Km. de recorrido hasta el refugio Mandara, al que se llega en 5 horas (incluyendo alguna pequeña parada para comer). Es un precioso refugio con cabañas para seis personas, una cabaña central como comedor, otra como cocina donde sólo pueden entrar los cocineros contratados y otras cabañas para dormir los guías y porteadores. Pero lo bucólico de las cabañas cambió cuando a media tarde se nubló de inmediato y empezó a llover y a granizar, así que toda la tarde la pasamos en unas cabañas tan pequeñas que resulta un poco aburrido.
Por cierto, es curioso ver a los guías con pantalón corto y con los güetres puestos, pero cuando les preguntas por qué hacen eso te los pones tú de inmediato: lo hacen para evitar las picaduras de algún bichito reptador.
A la mañana (espléndido amanecer, qué colorido tan impresionante) una actividad de locos de los porteadores, guías y cocineros preparando los desayunos y las marchas (en este refugio coinciden, además de los subidores del Kilimanjaro, los trekkings de los alrededores del monte).
Salimos desde Mandara Hut hacia Horombo Hut a 3720 metros de altura, con 15 Km. de distancia que se recorren en unas 7 horas, y nos encontramos con el precioso cráter Maundi (no olvidemos que es una zona volcánica) y, siempre al fondo, la cada vez más cercana presencia del Kilimanjaro.
Por cierto, cuando preguntas por el descenso de la magnitud de los glaciares allí hay dos opiniones, los que lo achacan al cambio climático y los que, sorprendentemente, te indican que es por un calentamiento del monte debido a una nueva actividad volcánica en un futuro próximo (de 5 a 10 años).
En fin, llegamos a Horombo Hut con el paisaje ya totalmente cambiado, con la climatología ya de alta montaña y, cómo no, en la tarde de nuevo todo nublado y granizada. No obstante subo otros cien metros de desnivel para aclimatarme lo mejor posible.
A la mañana siguiente (precioso amanecer como todos los días en el Kilimanjaro), mi compañero de viaje decide bajarse a las playas de Zanzíbar y dejar la montaña y sus constantes granizadas, mientras nosotros dedicamos el día a aclimatarnos a la altura y subimos hasta Zebra´s Rock a 4005 metros de altura ¡¡ qué bonitas para hacerse unas paredes de escalada !! y después subimos a otra cumbre de 4375 metros y comenzamos la bajada, viendo el Mawenzy. Este monte merece una atención aparte, llega a los 5149 metros y está prohibida su ascensión salvo que se haga por un grupo organizado, con experiencia y buen equipamiento.
Llegamos de nuevo al refugio de Horombo Hut y oh, sorpresa, comienza de nuevo a granizar, así que, pues nada, a la cabaña.
Y al día siguiente, muy de mañana comienza la subida hacia Kibo Hut a 4700 metros de altura, 6 horas de marcha y una distancia de otros 15 Km. Aquí ya sí empiezas a notar la altura, los guías están constantemente con el Pole Pole y empiezas a encontrarte con algunas personas que descienden, uno de ellos diciendo que lo de arriba es un infierno por el hielo, otro en camilla porque se ha partido una pierna (hay camillas con una rueda central tiradas por el camino para que las use quien lo necesite) y otra persona a la que le ha dado el mal de altura a fondo y que le bajan como un zombi.
Llegamos a Kibo Hut, el peor refugio de todos, y entiendo porqué: el día de aclimatación se hace en el refugio anterior y no en éste, ya que no tiene condiciones y el frío es realmente intenso.
Después de comer me intento dormir, ya que a las once de la noche me despertarán para desayunar algo y salir a las doce de la noche hacia la cumbre, pero la verdad es que entre el frío, la altura y la tensión de comenzar pronto la subida, no consigo dormir.
A las doce comenzamos la subida y, nueva sorpresa, está cayendo una gran nevada, así que hacia la montaña con todo nevado (¿por qué se empeñan en las agencias de viaje en repetir que no es preciso llevar crampones?), el frío es intensísimo y hay que ir para esta última etapa perfectamente equipado: buenas botas, calcetines de alta montaña, pantalones de invierno, cortavientos para las piernas, las típicas tres capas en el cuerpo aunque alguna más se hace imprescindible, buff para la cara y en la cabeza el gorro cortavientos, las gafas de ventisca y guantes, (llevaba guantes y manoplas, y aún así es en las manos donde más sentí el frío).
La subida es un caminito en constantes zetas y sólo al final hay alguna pequeña trepada.
Llegamos hasta Hans Meyer Cave a 5190 metros de altura (Hans Meyer fue la primera persona en hacer cumbre en el Uhuru Peak) y aquí me empezó a entrar algo de dolor de cabeza por la altura.
Seguía nevando y continuamos la subida (sólo dos grupos, dos guías y cuatro montañeros en total) y el grito fue de enorme satisfacción al llegar a la cumbre entrando por Gillman´s Point a 5618 metros de altura..
La cumbre del Kilimanjaro, es una especie de óvalo donde confluyen los puntos de entrada desde otras rutas (en Stella Point 5720 metros la entrada de la ruta Machamé, en Elveda Points 5805 metros la otra ruta, Shira route, etc...) y el recorrido circular, restringido sólo a la vertiente sur, que se hace sobre una arista helada que a un lado (en el punto por donde yo entré, a mi izquierda) tiene la vertiente exterior del monte y al otro lado la vertiente hacia el interior con una caída de unos cincuenta metros hacia la planicie interior del Kilimanjaro. En toda la arista está hecho un camino interior, pequeño, pero que si te escurres, lo normal es que caigas dentro. Bueno, te levantas y sigues, lo digo por experiencia y, entonces, increíble el amanecer en la cumbre, algo asombroso, a pesar del frío que se te mete en los huesos, no paras de sorprenderte ante las imágenes que se presentan. El cráter interior es una planicie, a un lado tiene el verdadero cráter, y según vas andando por la arista vas viendo los glaciares. El primero de ellos es el Decken Glacier. Los glaciares parecen pequeños desde abajo, pero cuando los ves a tu lado en el amanecer ¡¡¡ más de treinta metros de altura alguno de ellos (el Diamond Glacier) !!!, te dan ganas de quedarte allí horas y horas, pero el frío te obliga a iniciar el descenso y, en mi caso, además me empezaron mareos, lo que unido al dolor de cabeza me obligaba a tomar la decisión de bajar ya, sin esperar más.
El óvalo de la cumbre tiene diferentes alturas según el punto donde estés, desde 5618 hasta 5895 metros máximo, donde iniciamos la bajada.
La subida es en total de 1200 metros con una distancia de 6 Km. y, después de un recorrido por la cumbre de cuatro Km., en total seis horas y media, bajamos hasta Kibo Hut en hora y media, donde tuvimos un pequeño tentempié. A continuación bajada hacia Horombo Hut, otros 15 Km., donde llegamos para almorzar y, de nuevo, comienza a granizar, estoy harto de granizadas, de estar todas las tardes encerrado en una cabaña, de no poder ducharme, así que lo decido, para abajo. El guía se echa las manos a la cabeza, me dice que hemos hecho 27 Km. y que para bajar hay que hacer otros 27. Me da igual, ¡¡¡ para abajo !!!. Los porteadores, que sólo habían bajado desde Kibo Hut, lo dudan, pero al final arrancamos y bajamos hasta la entrada del parque del Kilimanjaro donde pedimos que nos venga a buscar el 4x4 de la agencia para ir al hotel.
Cuando llego al hotel y después de las arduas discusiones con el guía acerca de las propinas al grupo, creo que todos los récords de permanencia bajo una ducha son superados por mí, no sin antes ver el lamentable estado de las uñas de mis pies.
Pero salgo a la puerta del hotel para ver de nuevo el increíble Kilima “pequeña colina” Njaro “nombre del demonio que causa el frío” y pienso, volveré, tengo que volver más veces, merece la pena, no es una cumbre conseguida, es una experiencia a repetir .....
Algunos consejos:
Llevar dos botas, una de trekking o zapatillas buenas para los primeros días y unas buenas botas para el último día. No carguéis con bastones, os los dejan los guías si se los pedís por Internet antes de salir.
No se admiten todos los billetes de dólar, sólo los modernos.
Si queréis traer recuerdos, las tallas de madera en Moshi y Arusha son muy buenas.
Dejaros un día para visitar Arusha.
Obligatorio llevar el certificado internacional de la OMS contra la fiebre amarilla.
No escatiméis en ropa de abrigo para el último día de ascensión.
Llevar un buen libro para las largas jornadas en los refugios y pilas de repuesto para los frontales (no hay luz en los refugios, sólo la procedente de las placas solares).
Me alegro por este nuevo proyecto.
ResponderEliminarCuéntanos las cosas que haces poco a poco.
¡Aúpa, bicho!
Slds
Adelant Angel, tienes muchas cosas que contarnos.
ResponderEliminarAbrazos