Un día más por la Pedriza, buscando sitios
nuevos, y la verdad es que no conocía la zona de La Esfinge, un sitio nuevo, un
fenomenal día.
Hemos llegado a Canto Cochino a las 9 después de
un formidable atasco para llegar a Moralzarzal, nada, una maquina de limpieza
de los bordes de la carretera trabajando en la hora punta en lugar de poder
esperarse una horita, ¿qué más les da que la gente llegue tarde al trabajo? ,
en fin
Es difícil reconocer su silueta, un poco complicado en ese maremagnum de
rocas y de agujas, pero cuando se ve, la Esfinge es especial, pocos riscos de
la Pedriza de Manzanares tienen ese encanto cuando te encuentras entre sus
cañones. No sólo es su rotunda silueta, sino el silencio y la sensación de
soledad que encuentras entre las piedras de este risco que se apoya en la línea
de cumbres que remata el circo de la Pedriza, y que se encuentra justo al
noroeste del collado de la Ventana, la más amplia depresión de esta inmensa
herradura de granito que marca los límites de La Pedriza. Al contrario que en
otras cumbres de esta misma zona, donde hay que hacer un cierto ejercicio de
imaginación para ver lo que dice que es su nombre, la Esfinge resulta
inconfundible.
Alcanzar las bases de este risco es acceder a uno de los rincones más
apartados y sorprendentes de la Sierra de Guadarrama. El camino para llegar allí
es duro, esforzado y, a veces un poco técnico, aunque el paso por unos rincones
y parajes de enorme belleza, hace que el recorrido sea agradecido.
Bien, la ruta, como muchas otras en La Pedriza, se inicia en Canto Cochino,
bajamos al aparcamiento inferior, cruzamos la pasarela sobre el río Manzanares,
situada al final del citado aparcamiento inferior. En la otra orilla, giramos a
nuestra izquierda por una zona donde unas piedras parecen una especie de losado
del suelo (que manera de intentar poner pasillos al campo) y tomamos el sendero
que, hacia la izquierda, rodea la finca de la Casa de Oficios y alcanza un pequeño
claro entre los árboles, enseguida unos carteles nos señalan el rumbo la Autopista de la Pedriza, que en unos 25
minutos nos lleva a una bifurcación, unos metros antes de alcanzar un
puentecillo de madera que permitiría cruzar el arroyo de la Dehesilla para
acceder a las rutas hacia el Collado de la Dehesilla y al Refugio Giner, no hay
que cruzar la pasarela, nosotros si lo hacemos para hacer unas fotos desde el
Refugio Giner, por ello, en vez de seguir por el camino de la derecha, debemos
tomar el que, hacia la izquierda asciende un trecho empinado; es el acceso al Circo
de La Pedriza. El camino sigue un corto tramo plano hasta que alcanza las cercanías
del arroyo de Los pollos a nuestra derecha. Después de un breve zigzag a la
derecha de una gran piedra, queda a pocos metros de las aguas. El sendero sigue
ascendiendo a mano izquierda. Hay que abandonarlo en este punto y descender al
cercano arroyo para cruzarlo por un vado de troncos. También antes de este
cruce nos habremos encontrado, a 1250 metros de altura con la desviación hacia
El Pájaro en algo menos de una hora.
Ya estamos en la otra orilla, el
camino sigue directo un trecho bastante vertical, enseguida dejando a la
izquierda paralelo al arroyo. Medio kilómetro más adelante se alcanza un gran
bloque de forma cúbica. El camino gira a la derecha y empieza a remontar una
larga pendiente con sucesivos zigzagueos.A mitad de la subida se alcanzan las
proximidades del arroyo de la Ventana, continuando el ascenso manteniéndolo a nuestra
izquierda.
El bosque cerrado por el que hemos transitado hasta ahora, se aclara, hasta
que prácticamente desaparece. Esto permite contemplar una amplia panorámica del
circo de la Pedriza, Cuerda Larga y La Maliciosa. Justo al norte, a nuestra
izquierda, los peñascos de El Cocodrilo y Las Nieves. Por la ladera recubierta
de gayuba, la senda salva con idas y venidas más cortas el último tramo que es
algo más empinado. Finalmente, amaina la cuesta alcanzándose la enorme pradera
que es el Collado de la Ventana, hemos llegado en poco más de dos horas y media
con la vista a un lado de los impresionantes Canchos de la Herrada.
Seguimos hasta el centro del mismo collado para empalmar con un visible
camino que transita por la línea de cumbres dirección Norte-Sur. Tomamos rumbo
hacia nuestra izquierda, rumbo al
murallón del Cerro del Nevazo. El sendero gira a la izquierda, Este,
para ir bordeando el roquedo. Enseguida se distingue en la esquina de las peñas
una afilada aguja. Es el Puro. El camino pasa a sus pies y con un corto
ascenso, se desemboca en la parte superior del callejón de las Abejas. Abajo a
la izquierda se contemplan las sombrías vertientes nortes del risco de Las
Nieves y El Cocodrilo. El tramo que sigue es el más complicado de la excursión.
Trepando entre los bloques, echando manos mas de una vez, el camino gira
hacia el norte, embocándose en un pequeño túnel por cuyo interior hay que pasar
para superar el paso. Ya encima de este pasaje, el camino alcanza una zona más
cómoda. Algo más adelante, inicia un corto descenso que le lleva a una estrecha
canal situada bajo una aguja de formas redondeadas. Descendemos por ella unos
metros hasta que el sendero gira y se encarama a un hombro a mano derecha.
Este paso permite alcanzar la parte superior del callejón de la Esfinge, giramos
a la derecha, Este y remontamos la
empinada canal, ya con la rotunda silueta en el horizonte, unos
doscientos metros más arriba. Alcanzamos su base, solo queda el r
etorno, que puede hacerse por el camino de la ida o por el empinado callejón de las Abejas, que es la opción que tomamos, hasta su final donde se empalma con el sendero que nos llevó al collado de la Ventana en la subida.
etorno, que puede hacerse por el camino de la ida o por el empinado callejón de las Abejas, que es la opción que tomamos, hasta su final donde se empalma con el sendero que nos llevó al collado de la Ventana en la subida.
Han sido seis horas escasas de actividad
incluyendo paradas, hemos hecho cerca de trece kilómetros entre la ida y la
vuelta pero con un desnivel de unos 925 metros desde los 1027 metros de Canto
Cochino hasta los 1949 de La Esfinge.
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